“Hoy dejamos un marcador claro; las agencias de la ONU ya no pueden reinterpretar y malinterpretar el lenguaje acordado sin rendir cuentas”, dijo el Secretario de Servicios Humanos y de Salud (HHS) en Estados Unidos, Alex Azar, durante la ceremonia el 22 de octubre.
“Sin disculpas, afirmamos que los gobiernos tienen el derecho soberano de hacer sus propias leyes para proteger la vida de inocentes y redactar sus regulaciones sobre el aborto”, agregó Azar.
También dijo que “al firmar la declaración hoy, Estados Unidos tiene el honor de estar junto a Brasil, Egipto, Hungría, Indonesia y Uganda, los copatrocinadores interregionales de la declaración”. Un total de 32 países firmaron la declaración, representando a más de 1.600 millones de personas.
Azar calificó la firma como el “punto culminante” de su tiempo al frente del departamento y señaló que los países que aún no han firmado el documento aún pueden hacerlo.
“La Declaración de Consenso de Ginebra es un documento histórico, que establece claramente nuestra posición como naciones sobre la salud de las mujeres, la familia, el honor a la vida y la defensa de la soberanía nacional”, dijo Azar, calificándola de “mucho más que una declaración de creencias”.
“Es una herramienta crítica y útil para defender estos principios en todos los organismos de las Naciones Unidas y en todos los entornos multilaterales, utilizando un lenguaje previamente acordado por los estados miembros de esos organismos”, explicó.
La declaración fue escrita parcialmente en respuesta a una “tendencia inquietante” en las Naciones Unidas, dijo.
“Cada vez con mayor frecuencia, algunas naciones ricas y agencias de la ONU en deuda con ellas afirman erróneamente que el aborto es un derecho humano universal”, agregó.
Azar dijo que estas políticas tienen el efecto de obligar a los países a implementar leyes de aborto “progresivas” o enfrentar la pérdida de financiamiento o prestigio internacional. Acusó a algunas naciones de tener un “enfoque miope en una agenda radical que es ofensiva para muchas culturas y hace descarrilar el acuerdo sobre las prioridades de salud de la mujer”.
La coalición de países firmantes “responsabilizará a las organizaciones multilaterales”, explicó, al denunciar a estas organizaciones por “promover posiciones que nunca podrán obtener consenso”.
“Declararemos inequívocamente que no existe el derecho internacional al aborto. Con orgullo, pondremos la salud de la mujer en primer lugar en cada etapa de la vida”, señaló.
El Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, también habló en la ceremonia y calificó la declaración como un “compromiso profundo y personal para proteger la dignidad humana” y “la culminación de mucho trabajo duro”.
Pompeo destacó la “defensa sin precedentes de los no nacidos en el extranjero” del Gobierno de Donald Trump y dijo que “Estados Unidos ha defendido la dignidad de la vida humana en todas partes y siempre” durante los últimos cuatro años.
“Es histórico estar aquí. Es la primera vez que se crea una coalición multilateral en torno al tema de la defensa de la vida”, dijo,
La Declaración del Consenso de Ginebra, dijo Pompeo, es un “compromiso de trabajar juntos en la ONU y en otros escenarios internacionales para lograr resultados tangibles”, algo que él “confía” que sucederá. Añadió que estaba “verdaderamente orgulloso” del trabajo que se estaba realizando.
Valerie Huber, Representante Especial para la Salud Global de la Mujer en el HHS de Estados Unidos, proporcionó los antecedentes de la declaración.
La declaración, explicó Huber, estaba destinada a firmarse en la culminación de la cumbre mundial de la salud de la mujer de la Asamblea Mundial de la Salud, que fue cancelada debido a la pandemia de COVID-19.
“Decidimos seguir adelante con la declaración ahora, porque acelerar los avances en salud para las mujeres no puede esperar”, dijo.
“Apoyar el valor intrínseco de la familia no puede esperar. La protección de la vida, nacida y no nacida, y la soberanía de las naciones para hacer sus propias leyes sobre este tema no puede esperar”, concluyó.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.
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