Pareja: Ser claros desde el principio es crucial en un romance

¿Alguna vez has salido con alguien sin saber si considerarlo como una cita? Esta puede ser una situación muy común estos días. Muchas personas fácilmente pueden sentirse confundidas cuando no saben bien si están teniendo una cita o simplemente están encontrándose o pasando el rato.

Cuando dos personas que se están conociendo es normal pasar por una etapa de descubrimiento mutuo sin tener una claridad total sobre el futuro de esa relación, pero el hecho de no ser claros desde el inicio en las intenciones y dar espacio a la ambigüedad probablemente sea algo muy molesto y con el tiempo, hasta peligroso para los dos.

Cuando una persona invierte una energía emocional significativa en otra solo para quedar atrapado en una especie de “limbo sentimental” sin poder avanzar, se convierte en una situación de mucha frustración y sufrimiento. Y cuando una relación termina así, es muy probable que nunca haya sido clara desde el comienzo.

Hoy en día la falta de claridad se está viendo cada vez más incluso en etapas avanzadas de las relaciones, con excepción de aquellas donde hay un compromiso fuerte y claro como es el matrimonio. Con una interacción reducida a las pantallas y en un contexto de pandemia que tiende a poner más distancia, la situación se torna más difícil.

Más allá de las circunstancias, ¿es posible que la falta de claridad se convierta en algo deseable aun cuando pueda ser frustrante?

Gran parte de lo que ocurre tiene que ver con los deseos y los temores de las personas. Hay quienes simplemente no saben lo que quieren y otros ven poca estabilidad en el compromiso debido a la historia personal de sus padres, gente cercana o relaciones previas frustradas.

Con la inestabilidad familiar crece el temor y el no ser claro parece una vía segura ya que el amor duradero se considera arriesgado, improbable e inalcanzable.

Otras veces se limita la cercanía porque se piensa que al evitar el compromiso uno puede prevenir pasar por una pérdida muy dolorosa y otras veces hay temor de que si se habla claro, eso puede convertirse en una amenaza a lo que se tiene o a ser rechazado. En otros casos, la falta de claridad se da simplemente porque no se quiere lastimar al otro.

Lo ambiguo parece dar una seguridad emocional, pero no es real. Entrar en una relación con otro debería ser algo emocionante y no una experiencia frustrante todo el tiempo.

Hoy más que nunca necesitamos claridad en el amor. La claridad es un gesto de amabilidad y la honestidad es uno de los valores más requeridos cuando se trata de estar con otro.

Ser claros no significa terminar una relación o que uno tenga que desaparecer de la vida del otro. Solo explicar amablemente lo que uno busca o pretende puede ser muy liberador. ¿Solo una amistad?, ¿hay un interés más profundo? o ¿aun no lo sabes pero quieres averiguarlo? Comunicarlo es un acto de amor que el otro merece.

Ser claros y honestos el uno con el otro quita el drama y sobre todo la pérdida de tiempo y energía. Se pone como prioridad la búsqueda de la verdad, entendiendo que uno entra en una relación para tener una buena experiencia que le dirá si es posible o no permanecer juntos. Al final todos queremos encontrarnos con la persona indicada.

Mientras estamos conociéndonos, incluso en una etapa temprana, dar primeros pasos siendo claros con los sentimientos e intenciones es algo fundamental. Ser claros hacia dónde queremos ir sin generar falsas expectativas. La verdad puede doler, pero no tanto como la confusión que se genera por la falta de ella.

Si estás buscando el amor y estás harto de no encontrar claridad en tus relaciones, refuerza tu comunicación. Define tus valores, pregúntate qué quieres y esperas de modo que esa firmeza te ayude a ser capaz de expresar tus intenciones sin miedos y con convicción.

Y si estás en una relación en la que sientes que estás continuamente exigiendo una claridad que no llega, las probabilidades de que esa relación tenga un futuro saludable no serán muchas.

Si aún no lo tienes claro, sé sincero y da un paso al costado. No te involucres hasta que puedas saberlo. Y si no estás interesado, dilo desde el comienzo aunque eso signifique rechazar a un buen candidato.

Esa persona merece esa verdad y ¿quién sabe si ese acto podría ser un impulso para que haga algo para conquistarte o que agregue eso que falta?

La comunicación honesta es el antídoto contra esas frustraciones que al final pueden generar daños emocionales y cerrarnos a nuevas experiencias de amor.

La verdad no siempre es el camino fácil, pero es el más seguro.

Elegir amar, no perder un tiempo valioso ni generar confusión porque “si la trompeta emite un sonido confuso, ¿quién se lanzará al combate? Así les pasa a ustedes: si no hablan de manera inteligible, ¿cómo se comprenderá lo que dicen? Estarían hablando en vano” (1 Corintios 14, 8-9).

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