“La Conferencia Episcopal y los obispos estamos reclamando la necesidad de una vacunación masiva y recordamos que esto no es un problema político ni de carácter partidista, aunque lamentablemente en eso lo han convertido los grupos que están en el debate político”, denunció Mons. Moronta en una entrevista concedida a Vatican News.
El Prelado se refirió al plan de vacunación nacional y lamentó que se encuentren “muy por debajo de la media internacional” y que “según algunas estadísticas estaríamos en el último o en el penúltimo puesto de la lista de países con bajo porcentaje de vacunación”.
La agencia EFE informó el martes 1 de junio que Venezuela se encuentra en una carrera a “contrarreloj” para cumplir con la meta de vacunar al 70 % de la población.
Después de seis meses de que se hiciera el primer anuncio de adquisición de vacunas –un total de 10 millones de dosis– por parte del Gobierno de Nicolás Maduro a Rusia, Venezuela solo ha conseguido aplicar “un poco más de un millón”, sin ser todas rusas, sino que también China aportó una parte, cuya cifra exacta se desconoce, continuó EFE.
Por otro lado, el presidente Nicolás Maduro anunció el domingo 23 de mayo que Venezuela recibió 1 millón 300 mil vacunas de China con lo que se iba a iniciar un plan de vacunación.
Mons. Moronta dijo a Vatican News que, tras hablar con uno de los mejores grupos de médicos de Venezuela, estos señalaron que para lograr un alto porcentaje de vacunación para fines del 2021, se necesitaría “en este momento 14 millones de vacunas que implicarían las dos dosis que hay que colocarse por persona”.
“Si el Gobierno tiene un plan para acelerar las vacunaciones, nosotros no lo conocemos”, porque “se dedica a hacer anuncios y publicidades pero no conocemos ningún plan en concreto”, denunció el prelado.
“Tanto la Iglesia, como otras instancias religiosas y de carácter social han ofrecido sus buenos oficios para colaborar en estas campañas de vacunación pero hasta ahora, tristemente, lo que tenemos son solo anuncios. En definitiva, 1 millón 300 mil vacunas, vengan de donde vengan, no llegan a cubrir ni siquiera una quinta parte de lo que se requiere en el país”, lamentó.
Mons. Moronta informó que el país vive un aumento de casos de COVID.
Denunció que “muchos de los enfermos están siendo atendidos de manera ambulatoria en sus casas, sobre todo en los estados de Zulia y Yaracuy, así como en algunas partes de la Región Capital”.
“El número de contagiados es tan grande que hay una crisis de camas en los hospitales, es decir, no se consiguen fácilmente puestos para ser atendido en los hospitales públicos. Tampoco es asequible acudir a las clínicas privadas ya que a causa de la devaluación de la moneda nacional, los precios resultan muy onerosos o excesivamente caros”, continuó.
También lamentó que su pueblo está “palpando y sufriendo con el COVID la expresión de una crisis que viene desde hace ya muchos años con el deterioro del sistema de salud”.
“Y lo puedo decir, tanto por mi región como por otros lugares, porque están llevando a cabo curaciones y atendiendo a pacientes de manera ambulatoria, es decir que los contagiados no tienen que estar necesariamente en los hospitales, a no ser que sean casos más críticos”, añadió.
Mons. Moronta dijo que otro de los problemas “es que en varias regiones se iba a vacunar a médicos y personal de salud pero eso no se ha cumplido: se está vacunando solamente a los que tienen una afiliación política en el grupo del oficialismo y también a personas que quizás no lo requieren con tanta urgencia como otros grupos más vulnerables, como los médicos, los enfermeros, los bomberos, los operadores de salud y las personas mayores”.
Finalmente, el Prelado aseguró que los obispos han “aprendido (cada día más) que el Evangelio se predica, no solo desde los púlpitos y altares sino en medio de la gente”.
“Para ello contamos con la inspiración de la Encarnación del Señor: Él nos ha dado este ejemplo, se hizo hombre y compartió todo con nosotros, siendo igual a nosotros menos en el pecado. Por tanto, la primera voz de la Iglesia en esta situación de injusticia social es de cercanía, acompañamiento y solidaridad, haciendo que la voz de estas personas que sufren sea escuchada, aunque ello comporte a veces recibir críticas”, concluyó.
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