Y tú, ¿sabes pedir a Dios?

No basta con pedir y ya está, hay una serie de pasos para que nuestra petición llegue a oídos de Dios

Poca gente conoce que rogar a Dios tiene una forma de hacerse muy concreta, que no pasa precisamente porque se haga mi voluntad sino la Suya.

A veces podemos enfadarnos o impacientarnos cuando queremos algo de nuestro Padre y no lo obtenemos de inmediato. Pero debemos preguntarnos en primer lugar: ¿se lo estamos pidiendo? Y en segundo lugar: ¿lo estamos pidiendo bien?

PREGHIERA

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La primera pregunta parece obvia pero no lo es. Muchas veces deseamos que se nos conceda un favor, un milagro. Pero nos quedamos absortos, en el mero deseo, sin pasar a la acción de pedirlo en la oración.

Recordamos aquí esas palabras de Jesús:

“Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca halla y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una culebra?” .

Mateo 7, 7-12

O estas otras palabras que se recogen en el Evangelio:

“Si pues vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!”.

La segunda pregunta, sin embargo, se refiere a nuestro método. No basta con pedir y ya está.

Existen una serie de pasos para que nuestra petición llegue a oídos de Dios. Nuestra alma, vida y corazón deben ir acorde a Su voluntad.

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En el Evangelio, el modo correcto de actuar

PRAY

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Tenemos en los evangelios, una vez más, la pista para responder a nuestras preguntas. El mismo Jesús, cuando se acercaba la Pasión, pidió al Padre:

“Aleja de mí este cáliz. Pero no se haga mi voluntad sino la Tuya”.

Cuántas veces, con nuestros “cálices” particulares (problemas, enfermedades, dificultades, etc.), deseamos que todo eso se aparte de nosotros.

Sin embargo, descuidamos la segunda parte: “No se haga mi voluntad sino la tuya”.

El Señor claro que sabe cuáles son nuestras necesidades más profundas. Pero Él quiere que nos acerquemos a Él, primero. Que nos convirtamos. Sólo así, junto a Él, podremos solicitar lo más adecuado para nosotros.

¿Cuál es el método entonces para pedir a Dios?

HARMONY

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Es verdad que existen tantas oraciones de petición como personas hay en el mundo. Sin embargo, existe una base común, un método con una serie de pasos que hay que hacer para que Dios escuche nuestras súplicas y estas sean de ida y vuelta.

Puede pasar que muchas veces no entendamos la respuesta del Señor o incluso que lo notemos alejado de nosotros.

Por eso, cuanto más cerca estemos de Él más entenderemos cuáles son Sus planes para nosotros y aprenderemos a apreciar Su voluntad más que la nuestra.

Los pasos para formular una buena petición a Dios son:

1Transformación interior

Hacer un acto de conversión interior. Esto inevitablemente implica un cambio y coger las riendas de nuestra vida: desterrar lo que nos aleja del Señor o del camino del evangelio, que es el camino del amor.

2Pedir perdón

El segundo paso es mostrar arrepentimiento de todas esas cosas que no hemos hecho bien siendo conscientes de que el Señor murió por nuestros pecados.

3Abandono y aceptación

Abandonarse es “dejar hacer” al Señor evitando imponer nuestra manera de solucionar las cosas. Decirle que con Él lo puedo todo, sin Él no puedo nada.

4Aceptar Su voluntad

Anteponerse a los resultados aceptando lo que vaya a venir de Su mano para que Él pueda obrar con libertad.

5Adoración

Decirle que Él es lo más grande. Alabarle sobre todas las cosas. Abandonar esos otros dioses que puedan entorpecer mi relación con Él: dinero, trabajo, ocio, etc.

6Pedir con fe

En este punto llega el tema de este artículo: pedir con fe. “Os aseguro que, si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí y vendría”.

7Confianza

Después de suplicarle toca descansar, tener confianza en Él. Igual que el Señor durmió tranquilo en la barca mientras se desataba una tempestad.

8Dar gracias

Y, por último, y no por ello menos importante, ante lo que Dios nos conceda, queda darle las gracias. Igual que el leproso del evangelio que, a pesar de haber sido curado con otros nueve enfermos, sólo él acude a Jesús.

THANK YOU

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A modo de resumen, primero enamorarse del Señor, porque con el corazón lleno de Él es más fácil acertar en la petición y por tanto que el Señor nos conceda aquello que anhelamos. Como dice el salmo:

“Sea el Señor tu delicia. Él te dará lo que pide tu corazón”.

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