(ZENIT – Roma, 1º Sept. 2017).- Es necesario tener el coraje de abrazar “una mayor sencillez y solidaridad en nuestras vidas”, para paliar la generalizada “decadencia moral” de la humanidad que daña la creación a través de la manipulación, la dominación, la avaricia y el control. Es el llamado común del papa Francisco y del patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, con motivo de la Jornada de oración por la protección de la creación, que se celebra hoy 1º de septiembre de 2017 por tercera vez.
El Papa y el Patriarca firmaron en conjunto por primera vez un mensaje para este día instituido en 2015 por el santo padre Francisco, en conjunto con los ortodoxos que celebraron en esa fecha durante varios años.
En el texto publicado conjuntamente por el Vaticano y el Fanar, a las 8 de la mañana hora de Roma, denuncian una actitud de “decadencia moral” en la humanidad, el “deterioro” y la “propensión a romper los ecosistemas frágiles y la delicadeza del mundo”, un “deseo insaciable de manipular y controlar los recursos limitados del planeta ” y una “avidez ilimitada” del mercado.
“Todo esto nos ha distanciado del diseño original de la creación” deploran, y añaden: “Ya no respetamos la naturaleza como un don compartido; lo consideramos más bien como una gran posesión privada. Ya no nos asociamos con la naturaleza para mantenerla; la dominamos más bien para apoyar nuestras propias construcciones”.
Frente a las consecuencias “trágicas y duraderas” del “deterioro del planeta” que pesan sobre “los más vulnerables de sus habitantes”, el Papa y el Patriarca instan a “ser valientes para abrazar la sencillez y una mayor solidaridad en nuestras vidas “.
Ellos enfatizan la “obligación de usar con responsabilidad la propiedad de la tierra” e invitan “a todas las personas de buena voluntad a observar el 1º de septiembre, un momento de oración pidiendo por el medio ambiente”.
Por último, instan a “aquellos que tienen responsabilidades sociales y económicas”, así como a los encargados de políticas y temas culturales “a escuchar el grito de la tierra y apoyar a los marginados”, pero sobre todo la demanda de millones de personas “que solicitan consensualmente sanar nuestra creación herida “. Es necesario, insisten, “una respuesta concertada y colectiva” y “dar prioridad a la solidaridad y al servicio”.
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