“La Iglesia, por tanto, tiene la gran responsabilidad de continuar sin detenerse a ser instrumento de misericordia. De este modo se puede más fácilmente consentir que la acogida del Evangelio sea percibida y vivida como evento de salvación y pueda llevar un sentido pleno y definitivo a la vida personal y social”.
También señaló que todo evangelizador debe vivir las “obras de misericordia” puesto que “ha descubierto en primera persona la llamada al apostolado propio en fuerza de la misericordia que le ha sido reservada”.
Al hablar en concreto sobre la evangelización, reconoció que “de cada pueblo hacia el que vamos emerge una riqueza que la Iglesia está llamada a reconocer y a valorizar para llevar a cumplimiento la unidad de todo género humano”.
Francisco subrayó este hecho sobre todo en un periodo “en el que se deja ver una nueva cultura, fruto de la tecnología, que mientras fascina por las conquistas que ofrece, hace igualmente evidente la falta de verdadera relación interpersonal y el interés por el otro”.
“Es importante que sepamos penetrar en el corazón de nuestra gente, para descubrir ese sentido de Dios y de su amor que ofrece la confianza y la esperanza de mirar adelante con serenidad, a pesar de las graves dificultades y pobreza que se ven obligados a vivir por la codicia de unos pocos”.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 29 de septiembre de 2017
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