El Cardenal Parolin invita a rezar por la beatificación de Juan Pablo I

(Gaudium Press/InfoCatólica) En el corazón del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, está el anhelo de que Albino Lucuani, el Papa Juan Pablo I, sea pronto elevado al honor de los altares. Así lo hizo saber el 29 de agosto la edición en italiano de L'Osservatore Romano, y que difunde Zenit, donde se cita al purpurado.

De acuerdo con el medio de comunicación vaticano, el Secretario de Estado de Su Santidad hizo mención al tema en el marco de la presentación de la revista «Las Tres Vecinas» de la editorial Grafica Veneta en Trebaseleghe, Italia, que hace referencia a las visitas que realizaron san Juan Pablo II y Benedicto XVI a la también población italiana de Cadore.

Fue su carisma contagioso, su humildad, su gran alegría e incansable sonrisa lo que llevó al Pontífice a recibir el sobrenombre del «Papa de la Sonrisa»

El Cardenal manifestó que es su deseo que «Juan Pablo I alcance el honor de ser elevado a los altares».

«Una vez que el decreto sobre el ejercicio heroico de las virtudes cristianas sea aprobado, si hay un milagro, creo que no faltará demasiado para concluir la causa», agregó el purpurado, quien además exhortó para que se rece por ello; aunque también adelantó que ya puede haber uno: «La condición primordial es el milagro; yo creo que ya hay algo. Si el milagro se aprueba, se procederá rápidamente».

El Secretario de Estado del Vaticano conserva un vínculo personal con el Pontífice, ya que fue su arzobispo metropolitano cuando era seminarista en la diócesis de Vincenza.

La fase diocesana de la causa de canonización Juan Pablo I concluyó en mayo de 2009 en la diócesis de Altamura Gravina-Acquaviva. Tras un breve tiempo en pausa, la causa fue retomada en julio de 2016, siendo su postulador el prefecto de la Congregación para el Clero, el Cardenal Beniamino Stella.

El Papa de la Sonrisa

Albino Luciani, conocido como el «Papa de la Sonrisa», nació el 17 de octubre de 1912 en Forno di Canale, hijo de Giovanni Liciani, obrero quien trabajaba en una fábrica de vidrio, y de Bertola Tancon, una devota católica quien le inculcó el amor por la Iglesia Católica.

Tras recibir formación en el Seminario Gregoriano, es ordenado sacerdote en la Iglesia de San Pedro de Belluno. Su primer encargo como presbítero fue la parroquia de Canale d'Agordo. Posteriormente enseña religión en el Instituto Técnico para Minero, donde deja ver su gran carisma que se reflejaba en su cautivadora sonrisa. En 1937 asume como vicerrector del Seminario Gregoriano, donde permanece hasta 1947.

Tras doctorarse en Teología en la Gregoriana de Roma, el 15 de diciembre de 1958 es nombrado Obispo por San Juan XXII; y nombrado Patriarca de Venecia por Pablo VI el 15 de diciembre de 1969. En 1962 participa en el Concilio Vaticano II, y el 5 de marzo de 1973 es nombrado Cardenal Por el beato Pablo VI.

El 26 de agosto de 1978, cuando tenía 65 años, es nombrado como el Sucesor de Pedro, adoptando el nombre de Juan Pablo I, lo que lo hizo el primero Pontífice en adoptar un nombre compuesto en homenaje a sus dos predecesores: Juan XXIII y Pablo VI.

Fue su carisma contagioso, su humildad, su gran alegría e incansable sonrisa lo que llevó al Pontífice a recibir el sobrenombre del «Papa de la Sonrisa»; pero de manera sorpresiva su pontificado solo duró 32 días, ya que falleció el 28 de septiembre de 1978.

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