“Nuestro Señor venció a la muerte y al diablo, y está con nosotros. Varias veces Él dijo a los apóstoles: ‘Soy yo, no tengan miedo’. Eso nos lo dice el Señor también a los cristianos hoy, en cualquier circunstancia en que nos encontremos”, afirmó el Cardenal en entrevista concedida a ACI Prensa.
“Por eso, en medio de la oscuridad y las tinieblas del mal físico, social o moral, podemos estar tranquilos y seguros, porque tenemos la luz y el amor del Señor”, aseguró el Purpurado venezolano.
Sobre la Semana Santa en Venezuela, el Arzobispo Emérito de Caracas explicó que fueron días muy intensos en que los participaron masivamente de las celebraciones propias de estos días.
“A pesar de las dificultades de diverso orden por nuestra terrible situación socio-política: falta de transporte, excesiva inflación y altísimos precios, inseguridad, problemas con la luz eléctrica, incertidumbre política y otras cosas, la Semana Santa en Caracas fue muy intensa”, dijo el Cardenal.
“Los fieles acudieron masivamente a los oficios litúrgicos y a otras actividades religiosas. Las celebraciones fueron muy sentidas, y no hubo problemas especiales. Se puede decir que hubo una especie de tregua política”, resaltó el Purpurado.
Ante la creciente inseguridad en el país que se torna cada vez más violento, y cuando existen diversas amenazas contra miembros de la Iglesia, el Cardenal explicó que con la ayuda de Dios supera el temor natural ante una situación así.
“Hasta ahora, a pesar de haber sufrido tres agresiones políticas: una en 2007 y dos en 2017; nunca, gracias a Dios, he sido amenazado de muerte. Soy prudente y evito lugares potencialmente peligrosos y, con la ayuda de Dios, supero el temor natural que puede sentir quien, como los Obispos venezolanos, defiende los derechos del pueblo contra los atropellos y abusos del Gobierno”, indicó el Cardenal a ACI Prensa.
“Por otra parte hay que decir que la gran mayoría del pueblo venezolano y caraqueño nos aprecia muchísimo a los sacerdotes y a los obispos, y nos protege”, subrayó el Arzobispo Emérito de Caracas.
Preguntado sobre las recientes amenazas de muerte que ha recibido un sacerdote en el estado fronterizo de Táchira, el Cardenal recordó la importancia de que las fuerzas de seguridad protejan a quienes sufren estos ataques.
El Obispo de San Cristóbal, Mons. Mario Moronta “con gran determinación y firmeza denunció esas amenazas presuntamente hechas por gente del ELN y exigió al Ministro de la Defensa y otras autoridades nacionales que investiguen y sancionen a los responsables de ese hecho”.
Mons. Moronta también solicitó que se “proteja al pueblo y, en concreto al sacerdote amenazado en la población de Rubio. Esa zona fronteriza es muy peligrosa”.
En una declaración del 24 de abril, el Obispo de San Cristóbal expresó su preocupación por la noticia “de nos volantes presuntamente firmados por el ELN, la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional, que “declara objetivo militar a varias personas, entre las cuales se encuentra el sacerdote Richard García, párroco de Santa Lucía”.
Según informó El Nuevo Herald, el ELN está marcando las casas de dirigentes de la oposición venezolana. “La muerte la tienen cerca y no descansaremos hasta liberar a Venezuela y a la revolución”, declaró el autodenominado Frente Gustavo Villamizar del ELN en un panfleto dejado en una de las viviendas.
El Prelado recordó asimismo que las fuerzas estatales y el Ministerio de Defensa “son responsables directos de lo que les pueda pasar a esos ciudadanos y a cualquier civil de nuestra región si son atacados por el mencionado grupo”.
A pesar de la grave situación que afronta el país, el Cardenal Jorge Urosa también resaltó la importancia de vivir intensamente la Pascua, el tiempo en el que se celebra la resurrección de Cristo.
“La Pascua fortalece nuestra fe y nuestra esperanza en Dios. Este tiempo pascual que conmemora y actualiza el triunfo de Cristo sobre la muerte, el pecado y el mal, nos alienta y nos fortalece. ¡Él está con nosotros! ¡Aleluya!”, subrayó el Cardenal.
A la ya gravísima crisis que ha generado una fuerte escasez de alimentos y medicinas, en los últimos días se ha añadido la cada vez más frecuente falta de energía eléctrica y de agua, lo que empeora aún más la situación de los venezolanos.
El último boletín informativo de Cáritas Venezuela publicado en noviembre de 2018, señala que la evaluación realizada a niños de las parroquias de Capital, Miranda, Vargas, Zulia, Carabobo, Sucre y Lara –correspondientes a siete diócesis–, reveló que el 56.9% de los menores tienen algún grado de desnutrición o estaban en riesgo.
Sobre el factor migratorio, el 55% de hogares respondió que algún miembro de su familia había emigrado. De acuerdo con los hogares entrevistados, el 40% salió del país en busca de mejores oportunidades económicas.
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