En un momento de El irlandés, el personaje interpretado por Robert De Niro dice algo así como “seguramente muchos jóvenes de hoy no sepan quien fue Jimmy Hoffa”. Y no sé por qué, tengo la sensación de que seguramente podríamos decir más o menos lo mismo sobre los jóvenes de ahora y Martin Scorsese, Robert De Niro, Al Pacino o Joe Pescis. Esto es, no obstante, algo relativamente comprensible. Fundamentalmente porque para comprender El irlandés hay que haber paladeado antes Uno de los nuestros y Casino y sobre todas las cosas, haberlas disfrutado.
Martin Scorsese, que iba para sacerdote pero le gustaban demasiado las películas, nació en Queens pero se crío en Little Italy. Allí, los pequeños maleantes y los grupúsculos mafiosos podían encontrarse en casi cada esquina y Scorsese convivió y se crió con ellos. Su educación estrictamente católica lo puso en verdaderos aprietos vitales entre lo que él creía y lo que veía todos los días.
En cierto modo El irlandés habla de todo esto. El film nos cuenta la historia de Frank Sheeran (Robert De Niro), un sindicalista que en su tiempo libre actuaba como timador y asesino a sueldo. Llegó a estar vinculado con la Cosa Nostra y al final de sus días aseguró haber asesinado a Jimmy Hoffa. Para quien ande un poco despistado con todo esto, el caso de Hoffa sigue siendo uno de los más enigmáticos de la historia reciente de Estados Unidos. Jimmy Hoffa fue uno de los sindicalistas más importantes de América y llegó a ostentar un gran (y desmedido) poder. Desde que era camionero Hoffa se relacionó con la mafia, se dice que tuvo muy buenas relaciones con Richard Nixon y algunas teorías aseguran incluso que estuvo detrás del asesinato de John F. Kennedy. Oficialmente Jimmy Hoffa desapareció en 1975 y no fue declarado muerto hasta 1982 aunque en pleno 2019 nadie haya encontrado aún su cadáver.
Pues bien, todo esto es el telón de fondo de El irlandés, de modo que no es de extrañar que sus más de tres horas de duración se pasen en un suspiro porque continuamente están pasando cosas y constantemente hay alguien conspirando con otro alguien. Aún así, los mejores momentos de la película de Scorsese no recaen en sus tiroteos o en sus explosiones (que las tienen), sino en sus diálogos. En El irlandés se habla mucho pero no se preocupen, para el caso, es una buena noticia. El director de Taxi Driver sigue demostrando que es un figura dirigiendo actores y dejando caer indicadores de por dónde van los tiros a través de pequeños detalles de puesta en escena, de pura interpretación o simplemente dramáticos.
Al final, conforme El irlandés se va acercando a su final, a uno le empieza a quedar claro que la última película de Martin Scorsese es una cinta con cierto tono nostálgico. Cuando vemos a Sheeran, un personaje profundamente católico, tratando de confesarse junto a un sacerdote es evidente que el personaje está buscando algún tipo de señal. Algo que le diga que pese a toda la gente que ha engañado, timado y asesinado, su vida ha valido la pena. Como decía el propio Scorsese, “¿Puedes convivir contigo mismo? ¿Te irás de este mundo en paz contigo mismo, satisfecho con lo que has hecho? No hace falta ni que estés satisfecho: ¿podrás aceptar lo que has hecho? Eso es lo más difícil”. Sobre todo si eres un gangster y te has ganado la vida engañando y matando.
En última instancia El irlandés es una historia que mira a la vida de frente, fruto de un director y un cuarteto de actores (Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pescis y Harvey Keitel) que superan los 70 años. Son momentos en los que uno empieza a pensar en el final y es también cuando uno empieza a hacerse determinadas preguntas que quizá, debería haberse hecho antes. De todo esto va El irlandés.
Ficha Técnica
Título original: The Irishman
Año: 2019
País: Estados Unidos
Género: Suspense
Director: Martin Scorsese
Actores: Robert De Niro, Joe Pescis, Al Pacino, Harvey Keitel, Stephen Graham, Bobby Cannavale, Anna Paquin, Ray Romano, Kathrine Narducci, Jesse Plemons.
Declaraciones de Scorsese
¿Cómo complementa El irlandés tus demás películas sobre la mafia?
En este caso, sí, se puede ver como una película sobre la mafia, pero también trata del gobierno, los sindicatos, las instituciones sociales… Habla de cómo funciona el poder; de eso va en el fondo, del poder. En última instancia, Frank se ve metido en una situación que le lleva a triunfar en la vida, pero ¿a qué precio? ¿Cuál es el precio que tendrá que pagar? No lo sabe hasta que le toca pagarlo. Y seguirá pagando en esa residencia de ancianos, hasta el final de su vida. Da igual lo que le digan los sacerdotes; da lo mismo. En el fondo, es una historia humana. Se da la circunstancia de que hay gángsters, políticos corruptos, está la crisis de los misiles de Cuba de por medio. Se da cuenta de que está atrapado: “¿Pero qué he hecho? ¿Qué he hecho?”. ¿Qué significa estar vivo? No olvidemos que sobrevivió a 411 días de guerra. Volvió con vida, pero ¿para qué?
No hace falta ser un criminal para identificarse, sobre todo al final, con el protagonista.
Exacto. Es una buena observación. De eso trata la película. Tú lo has dicho: no hace falta ser un gánster, un político, corrupto o no. De lo que se trata es de cómo percibes tu vida, y lo que has tenido que hacer para vivirla y si, entre comillas, has hecho “lo correcto”. ¿Puedes convivir contigo mismo? ¿Te irás de este mundo en paz contigo mismo, satisfecho con lo que has hecho? No hace falta ni que estés satisfecho: ¿podrás aceptar lo que has hecho? Es lo más difícil.
Y hay muchos problemas en la vida: problemas con la familia, los amigos, la edad. o todo eso a la vez. El problema no es hacer una película, ya te lo digo yo.
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