Allí recibió a Aleteia en una ocasión, para hablar de la Teología del Pueblo en el Papa Francisco. El padre Scannone rehusaba de definiciones simplistas a la hora de explicar las influencias teológicas que podía tener este primer pontífice latinoamericano. Y desglosaba en sus discursos posibles influencias sobre el Papa, que explicaba Scannone, proponía una teología y una pastoral que iban de la mano. Lucio Gera, Fernando Boasso, Justino Farrell, Enrique Angelelli eran nombres cuya huella, explicaba, se identificaban con claridad en el pensamiento del Papa.
Su discernimiento de la Teología del Pueblo en el Papa fue fundamental para explicar que la visión del mundo del Papa no puede encasillarse en la dicotomía marxismo – liberalismo, como suele hacerse, llevando a errores de interpretación. En ese sentido, además de académico que proponía método y hermenéutica, Scannone fue un necesario historiador de la teología latinoamericana del siglo XX, y de la relación entre filosofía y teología durante el siglo. Con claridad y capacidad de adecuación para sus distintas audiencias, ponía en diálogo corrientes y autores, siempre gentil, y rehuyendo de máximas que descarten pensamientos distintos.
Hombre de Doctrina Social, colaboró permanentemente en proyectos asociados a ella en el país y el continente, compatibilizando los últimos años su contribución con su trabajo para la revista La Civiltà Cattolica, a la que fue convocado para poder interpretar a su coterráneo jesuita. Y escribió sin cesar. De los últimos años, más allá de sus contribuciones para entender el pensamiento del Papa, continuó contribuyendo en el diálogo de filosofía y religión con obras como Discernimiento filosófico de la acción y pasión históricas. Planteo para el mundo global desde América Latina.
Mucho puede encontrarse de él tanto en bibliotecas teológicas, particularmente aquellas de los seminarios, o en obras de divulgación en general, sobre todo los últimos años para la interpretación del Papa Francisco. Pero para la posteridad ha de destacarse además su calidez personal y su disponibilidad para con todos, porque este eximio teólogo no dejaba de mostrar un auténtico interés personal por el corazón de la persona que tenía por delante. Sencillo, humilde, aún con doctorados honoris causa estaba dispuesto a subirse al más sencillo de los vehículos para llegar a dar su charla al lugar más recóndito de América Latina al que lo convoquen, y en el camino, a conversar con el más humilde de los chóferes sobre las preocupaciones que le atañan. El pensamiento había que llevarlo a la acción, y para eso, había que difundirlo. A eso dedicó su vida Juan Carlos Scannone, un nombre que tomó relevancia con la elección del Papa Francisco, pero que igualmente hubiese pasado a la historia como uno de los más prolíficos teólogos y filósofos de la Iglesia argentina.
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