Las reuniones religiosas han estado prohibidas en el país durante ocho semanas, desde que se activó la cuarentena para frenar la propagación de la pandemia de coronavirus. Con excepción de los funerales, la prohibición de las reuniones religiosas en interiores se incluyó dentro de las políticas para salir del confinamiento del 11 de mayo, incluso mientras se permitieron pequeñas reuniones en otros lugares públicos.
El Consejo de Estado dictaminó el 18 de mayo que, dado que se permiten reuniones de menos de 10 personas en otros lugares, “la prohibición general y absoluta [sobre reuniones religiosas] es desproporcionada... y, por lo tanto, constituye una violación grave y manifiesta de la libertad de culto”.
Todavía no está claro cuántas personas se permitirán en Misas y otras reuniones religiosas en Francia, pero en Italia, que restableció las Misas públicas el 18 de mayo, la asistencia a éstas se redujo a solo una fracción de la capacidad de los templos. En varios estados de Estados Unidos, la asistencia a Misas está restringida a no más de 10 personas.
Tampoco está claro si los católicos franceses regresarán a Misa. Si bien el 41% de las personas en Francia se identificaron como católicas en una encuesta de 2019, menos del 5% de ellos informaron que asistían a la Misa dominical antes de que ocurriera la pandemia. El porcentaje de personas en Francia que se identifican como católicas ha disminuido considerablemente en las últimas décadas: En 2001, casi el 70% de los franceses se consideraban católicos.
Casi 180 mil personas en Francia han dado positivo por el coronavirus, y más de 28 mil han muerto a causa del virus. Francia tiene una de las tasas de mortalidad por virus más altas del mundo, pero los nuevos diagnósticos y muertes han disminuido drásticamente en las últimas semanas.
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