Santa Magdalena nació en 1779 en Francia. Desde pequeña se sintió llamada a una vida de oración contemplativa. Después de la Revolución Francesa, se da cuenta que se necesitaba reconstruir al pueblo con la educación de niñas y jóvenes y la espiritualidad del Corazón de Cristo.
Es así que ella junto a cuatro compañeras realizan sus primeros votos en 1800, asumiendo una vida religiosa que combinaba la contemplación y el apostolado.
Por aquel tiempo surgió una epidemia y muchos pequeños quedaron desamparados. La Madre Sofía respondió: “¿No tienen madre? La Sociedad del Sagrado Corazón está fundada para ellos. Aunque no quedaran plazas en el colegio, crearía uno nuevo inmediatamente para los niños huérfanos o abandonados por sus padres”.
Santa Magdalena Sofía Barat solía repetir: “a los pobres les daría yo mi piel”. Se caracterizó por ser una guía espiritual que ayudó a muchos a profundizar su amistad con Dios. Asimismo, incentivó la formación en el conocimiento y la virtud de los educadores.
Partió a la Casa del Padre el 25 de mayo de 1865 dejando a su pequeña sociedad con más de 3500 religiosas en países de Europa y América. Fue canonizada en 1925.
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