América Latina: Un 2021 distinto para la educación

La Pandemia y sus efectos en cuestiones educativas. Este año será muy distinto para todos... ¿Qué papel tiene la educación de la religión?

Como todos los ámbitos, la educación a nivel mundial tuvo que reinventarse durante 2020. Es casi un lugar común decirlo. Pero por posibilidades, realidad epidemiológica, y políticas, la transformación no fue homogénea en todo el mundo.

No obstante, hay algunos temas comunes ante los que los católicos nos sentimos interpelados: la inequidad dentro de los mismos países, y, por ejemplo, el papel de la educación de religión en esta transformación obligada.

Vuelta a clase en el hemisferio sur

La vuelta a clase en gran parte del hemisferio sur supone, además, en algunos contextos, la vuelta al colegio. Para entender qué pasó y qué puede pasar, y también comprender cómo pudo haber afectado la Pandemia al Pacto Educativo Global que anunció el Papa Francisco antes de la aparición del COVID, conversamos con el Lic. Rodrigo Martínez, Asesor en Pastoral Educativa del CELAM y Presidente de la Junta Regional de Educación Católica en el Obispado de San Isidro.

Si bien cada país, e incluso cada región dentro de cada país, ha tenido alguna situación distinta, ¿qué balance se puede hacer sobre la respuesta educativa en América Latina a las exigencias de la Pandemia durante 2020?

En cada uno de los países de la región se ha ido buscando la mejor manera de responder desde sus sistemas educativos a la situación presentada por la pandemia, pero se podría decir que hay una realidad común que tiene que ver con las desiguales condiciones de acceso a los recursos que hicieron falta poner en juego en este contexto.

Si bien todavía estamos en medio de esta situación, ya hay algunos informes como el que realizó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en diciembre de 2020 que plantean que la suspensión de clases presenciales como consecuencia de la pandemia, afectó profundamente los sistemas educativos de América Latina y el Caribe, y puso en riesgo los avances logrados, perjudicando de manera especial a las poblaciones más vulnerables.

Desigualdades

Pero en todo el mundo hubo importantes transformaciones. ¿No alcanzó?

A pesar de los enormes esfuerzos realizados para garantizar la continuidad de los aprendizajes, estos se vieron limitados por los desafíos que presentó este marco de crisis y agravados por las desiguales condiciones de acceso a infraestructura y otros recursos que impactan en vastos sectores de la población. Para la indispensable vuelta a la presencialidad, tanto sea de manera completa o con un sistema mixto, hace falta atender a una serie de cuestiones que no podrán llevarse adelante si no se hace algo en relación a la desigualdad para obtener los recursos humanos, económicos, de infraestructura y equipamiento requeridos para implementarlas.

¿La educación en línea no hizo la diferencia?

Se puede decir que mientras que el recurso más utilizado en la región para la educación a distancia fueron las plataformas en línea, casi la mitad de los niños y niñas de entre 5 y 12 años vive en hogares que no tienen conexión a Internet. Sin duda que si no hay políticas públicas que se ocupen de esta y otras situaciones será muy difícil superar estos condicionantes, y se corre el riesgo de profundizar la brecha y desigualdades preexistentes.

Pacto Educativo Global

Antes de la Pandemia, el Papa convocó a un Pacto Educativo Global. ¿En qué consistía ese pacto?

Cuando el Papa Francisco convocó en 2019 a comprometernos en un Pacto Educativo Global nos invitaba a unir esfuerzos para realizar una alianza educativa amplia que permitiera reconstruir el tejido de las relaciones por una humanidad más fraterna. Hay una imagen muy linda que usa en esa convocatoria que es la del proverbio africano que dice que “para educar a un niño se necesita una aldea entera”. El Pacto Educativo se presenta como el camino para que nos unamos para construir esa aldea global que es una condición fundamental para educar.

¿Cambia en algo su convocatoria con la Pandemia?

Sin duda que la pandemia profundiza la necesidad de este compromiso de todos. La situación previa a esta crisis mundial era de una emergencia educativa. El presente nos muestra que esa emergencia ya se transformó, o puede estar cerca de serlo, en una catástrofe educativa. Por eso más que nunca esta invitación del Papa se convierte en un grito profético en nuestra sociedad.


EDUCATION

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La enseñanza religiosa ha tenido que reconfigurarse

Con mayor o menor presencialidad, la pandemia deja una huella en los niños tanto como a los adultos. Fue un año, en mayor o menor medida, de encierro y desazón. Cumpleaños en solitario, aprendizaje sin maestro delante. En este contexto, ¿podemos decir que “Educar es sembrar esperanza”?

Sí, siempre podemos afirmar que educar es sembrar esperanza. En este tiempo esa frase cobra más sentido que nunca. Educar es sembrar esperanza porque nos abre hacia el futuro en medio de la oscuridad que nos tocó vivir y que todavía estamos atravesando. Y en estos tiempos de tanto sufrimiento, de tantos excluidos, la educación es un acto de esperanza si, como dice el Papa Francisco, logra cambiar la lógica del individualismo y la indiferencia por la lógica de la hospitalidad y de la solidaridad.

La religión, la catequesis, el espacio para Dios en el día a día de la escuela también se digitalizó, y en este 2021 también se tiene que adaptar a una nueva normalidad escolar. ¿Cómo se adaptó y como tiene que insertarse en este contexto la enseñanza de la religión y la invitación a la vida de la Fe dentro de los colegios?

Durante el año pasado las iniciativas de pastoral educativa han buscado llegar por los mismos canales con los que la escuela intentó acompañar la continuidad pedagógica. Ya sea por medios tecnológicos o con la producción de materiales impresos para entregar a los alumnos, se ha procurado generar los momentos para el anuncio, la catequesis o la profundización en la fe. También la enseñanza religiosa escolar ha tenido que reconfigurarse y en ese sentido son variadas las iniciativas que salieron a dar respuesta a las nuevas modalidades.

Pero más allá de todas las interesantes propuestas que se presentaron, me parece importante pensar también en el modo en que se realizaron. Y esto tiene que ver con el diferencial que la mirada pastoral en la escuela tiene que aportar en esta situación, y es el de la presencia y compañía.

Clave pastoral

¿En qué consiste esta mirada?

Podríamos seguir discutiendo sobre cuál es el mejor sistema para educar en medio de una pandemia, pero lo que no podremos poner en discusión es que si nuestras escuelas quieren vivir en clave pastoral, la situación de aislamiento nos tuvo que hacer redoblar los esfuerzos para que ningún miembro de la comunidad educativa se sienta solo y desesperanzado.

Más que nunca cobra sentido esta imagen tan clara que nos regala el Papa Francisco: *«Me
viene a la mente, ante todo, las palabras del Evangelio de Mateo donde se dice que Jesús “viendo a la gente, sintió compasión porque estaban cansados y agobiados, como ovejas sin pastor”. ¿Cuántas personas, en las tantas periferias existenciales de nuestros días, están “cansadas y agotadas” y esperan a la Iglesia?, ¡nos esperan a nosotros! ¿Cómo poderlas alcanzar? ¿Cómo compartir con ellas la experiencia de la fe, el amor de Dios, el encuentro con Jesús? Es esta la responsabilidad de nuestras comunidades y de nuestra pastoral».

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