Organizaciones eclesiales lanzan una carta abierta dirigida a las autoridades tanto de Bolivia como de Chile sobre la situación migratoria en zona de frontera
Los ecos del avance de la vacunación, con diversos ritmos y tonos en América Latina, prosiguen. Pero en las últimas semanas se ha posicionado una vez más la situación de la migración en zonas fronterizas.
Los casos recientes son varios, la situación entre Perú y Brasil con haitianos y migrantes de diversas nacionalidades en la zona de Madre de Dios, tema que ha informado Aleteia.
También ha cobrado notoriedad lo acontecido en una zona fronteriza entre Chile y Bolivia. En este caso, con énfasis en la migración vinculada a Venezuela. Una situación que ha sido calificada desde el propio Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) como de “crisis humanitaria”.
Es ahí donde se ha dado un fuerte flujo de personas que ni la pandemia pudo frenar. Lo acontecido en la pequeña localidad de Colchane del lado chileno despertó el reclamo de mayores controles ante los ingresos irregulares entre ambos países.
No obstante, de manera paralela, no han sido pocos quienes han hecho advertencias sobre situaciones de maltratos o xenofobia.
Un llamado a no ser indiferentes
Recientemente, diversas organizaciones eclesiales como Cáritas (Bolivia y Chile), además de otras como Fundación Scalabrini o el propio Instituto Católico Chileno de Migración (Incami) lanzaron una carta abierta dirigida a las autoridades de ambos países.
A través de un contundente mensaje estas organizaciones pro-migrantes piden una respuesta a la migración forzada. Esto también sobre políticas públicas basadas en el respeto por los Derechos Humanos. También con cuestiones como la libertad de tránsito.
“Por caminos peligrosos y clandestinos caminan hombres, mujeres, jóvenes y niños, con el temor constante de ser detenidos, de convertirse en víctimas de traficantes o de perder la vida en el intento. El hambre, la incertidumbre y la desesperanza, acentuados más aún por las actuales condiciones de pandemia sanitaria, son sus compañeros de viaje”, expresan estas organizaciones en un pasaje de la carta a modo de contextualización con respecto a la situación actual.
En ese sentido, hacen referencia también a que la inacción y la indiferencia sobre estas cuestiones “no son opciones del cristiano”.
Una respuesta a la migración forzada
“Hacemos un llamado a los gobiernos para que la respuesta a la migración forzada que hoy tiñe de dolor nuestros pasos y caminos fronterizos sean políticas públicas basadas en el respeto a los derechos humanos, a la libertad de tránsito y a la protección internacional”, exhortan.
“No queremos una sociedad insensible y poco solidarias. Evidentemente llamamos a que con la misma urgencia y en coherencia con estas iniciativas, se promuevan y fortalezcan políticas públicas dirigidas a responder a las necesidades de las poblaciones vulneradas de los países de acogida, para que en nuestro continente alcancemos condiciones de bienestar, justicia social, respeto y promoción de los derechos de todos sus habitantes”, prosiguen.
Por último, el pedido para que se promueva la “asistencia humanitaria”. Al mismo tiempo “expresiones de solidaridad” de parte de las poblaciones afectadas.
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