Víctimas derrumbe Miami: “Colóquenlas en las manos de Nuestra Señora de Belén”

Una tragedia sin precedentes ha ocurrido y enluta a un centenar de familias, entre ellas varias latinoamericanas, además de otras vinculadas a Emaús. También el pedido de los jesuitas de rezar por las las víctimas pertenecientes al emblemático Colegio de Belén

Uno pensaría como imposible en Estados Unidos lo que en otros países es cotidianidad. Es el caso del colapso de infraestructuras. Un seguimiento diario a la prensa internacional da cuenta del derrumbe progresivo e imparable del Centro Habana, en Cuba. Edificios ceden al  paso del tiempo,  viniéndose abajo por causa de la ausencia total de mantenimiento y la desidia del Estado ante las constantes denuncias de residentes, un aldabonazo que ignoran sin compasión.

Pero, numerosos muertos y desaparecidos bajo escombros y medio edificio de 55 apartamentos en el suelo entre gallos y medianoche, es inconcebible en un país como los Estados Unidos.

De hecho, la congresista por el estado de Florida, Debbie Wasserman Schultz, se presentó al lugar de los hechos y exclamó: «Es una tragedia sin precedentes en Estados Unidos». El senador por ese estado, Marco Rubio, sólo atinó a decir: «Esperamos que ocurra algún milagro». Informó que un tercio de los desaparecidos era extranjero -unas treinta personas- y aconsejó “prepararse para las malas noticias”.

El más reciente balance de la tragedia ocurrida al norte de Miami señala una persona fallecida, 102 localizadas y a salvo, y otras 99 sin localización. Ubicaron a 102, pero un gran número de ellas siguen desaparecidas.

Sucedió, y nada menos que en Miami donde todo lo que pasa es como si pasara en América Latina pues  el condado de Dade es asiento de consolidadas comunidades procedentes de distintos países de nuestro continente. Miami, aunque estadounidense,  es esencialmente  latina y lo que ocurre allí repercute en familias y hogares de esta región, tal cual como si hubiera pasado entre nosotros.

Una madrugada de horror

Parte de un gran edificio se desplomó en la madrugada del jueves en Collins Avenue, Miami Beach. Una zona hermosa, pegada a la playa, donde residen norteamericanos, pero también latinos de varias procedencias y judíos-venezolanos. 

El condominio está frente al mar y se llama Chaplain Towers, tiene 12 plantas y 130 apartamentos. Fue construido en 1981 frente al mar, en el barrio de Surfside, al norte de Miami Beach. No es propiamente un edificio viejo y algo tiene que haber ocurrido en sus bases. Es lo que ahora se investiga. Aún no se sabe con certeza qué fue lo que pasó. Los equipos de rescate continúan la desesperada búsqueda de sobrevivientes entre los escombros del edificio parcialmente derrumbado en Miami.

El gobernador de Florida, impresionado, dijo a la prensa: «El nivel de destrucción es impresionante». Un escenario dantesco donde los balcones cuelgan desprendidos y toda clase de escombros amenazan con caer al suelo.

Sin celular, sin noticias

Una residente en Caracas nos decía ayer, entre lágrimas: “Estoy rezando el rosario. Mi gran amiga debe estar en problemas. No me responde al teléfono”.  Un amigo uruguayo se siente en ascuas: “Tengo familia allí. No hay comunicación. No sé ni qué pensar, pero es inevitable imaginar lo peor”.

Hasta el momento de escribir esta nota, se reportan 6 venezolanos desaparecidos, seis colombianos, nueve argentinos, seis paraguayos y tres uruguayos. Según el Consulado de  Colombia, entre los colombianos desaparecidos estaría la familia de Luis Fernando Barth, Catalina Gómez y Valeria Barth, esta última la hija de la pareja, que habían viajado a Estados Unidos hace algunas semanas a pasar vacaciones, encontrarse con su familia y vacunarse contra la covid-19.

De acuerdo con información publicada por el Grupo Semana en la lista de latinoamericanos también figuran la hermana de la primera dama de Paraguay, Sophía López Moreira, su esposo y tres hijos, así como una empleada, según informó el canciller Euclides Acevedo. Silvana López Moreira, esposa del presidente paraguayo Mario Abdo, viajaba a Miami este mismo jueves, informó la Presidencia de ese país.

Desde el South West de Miami, un residente perteneciente a los Hermanos de Emaús, nos confesaba su angustia: “Uno de nosotros vive con su esposa e hijo en ese edificio. Ninguno de los tres responde al celular”.

Jesuitas piden rezar

Los jesuitas no hicieron esperar una solicitud de oración, ofreciendo los nombres de aquellos vinculados a las familias del  emblemático Colegio de Belén y difundieron un comunicado en los siguientes términos:

“Como ustedes saben, la Torre Champlain ha colapsado esta madrugada. Mucha gente está desaparecida. Entre ellas, figura Ana Mora, su esposo Juan y su hijo Juan jr. Intentamos comunicarnos con ellos pero ha sido imposible. Además, de la familia Mora, hay otras. Hasta ahora, sabemos que tampoco se localiza a los padres de Danny Urguelles, Richard Rovirosa y su esposa, Francis Plasencia y la hermana  de Manolo Maza,sj.”

Agregan que la información es escasa y que los grupos de rescate están trabajando afanosamente para localizar sobrevivientes. Ruegan  por oraciones por los Mora y demás familias de Belén, sin olvidar a los equipos de rescatistas y todas las familias afectadas por la tragedia. “Colóquenlas –terminan-  en las manos de Nuestra Señora de Belén”.

“Mamá, vende eso”

Otra española de origen cubano nos decía que una amiga muy cercana es propietaria de uno de los apartamentos ubicados en el sector que se vino abajo y, hace meses, había sido advertida por su  hijo sobre la inseguridad del edificio. “Vende eso y te paso a otra propiedad. Ese edificio tiene problemas”. Asegura haber escuchado acerca de un quiebre estructural en las bases de la edificación. Hoy, el joven espera ansioso noticias sobre su madre.

La BBC recogió el testimonio de  Esteban Triana, un joven brasileño criado en Colombia que vive cerca del edificio: «Sucedió alrededor de las 2 de la mañana. Nos despertamos por una onda de sonido que azotó las ventanas y salimos a ver qué pasaba».

Dice haber sentido un temblor, cosa nada usual en Miami, ante lo cual salió de inmediato con su familia a la calle:  “Vimos a gente en los balcones pidiendo auxilio y alumbrando con las linternas de sus teléfonos». Relata que los escuchaban gritar desesperadamente, pero ya el acceso había sido bloqueado por lo que no pudieron pasar.  Nosotros intentamos socorrerlos pero no nos dejaron pasar. “Fue muy frustrante porque estábamos frente a las personas que estaban pidiendo auxilio y no podíamos hacer nada. Es muy triste».

Una mujer de origen cubano, residente en el edificio, relató a los medios que pudo percatarse, cerca de las 2:00 am, que algo grave estaba sucediendo por lo que logró escapar a tiempo y salvarse. “Fue un milagro”, dijo convencida.

La esperanza, lo último que se pierde

Es harto conocida esta frase. Muchos familiares de las personas desaparecidas mantienen la fe en que ellas serán rescatadas con vida. Pero los pronósticos no son buenos. Hay fallecidos y aumenta el número de desaparecidos, a veces familias completas. Los que esperan hacen frente a una larga espera llena de dolor e incertidumbre: «Lo más difícil es no saber nada», confiesa una de ellas, quien desde la mañana del jueves espera alguna noticia de su sobrina, su esposo y de las dos hijas de la pareja. Los desaparecidos, de quienes no se tiene la menor noticia, pasan de 100.

El Departamento de Bomberos de Miami-Dade confirmó que el derrumbe se produjo en la madrugada del jueves entre la calle 88 y la avenida Collins de la localidad de Surfside, cerca de Miami-Beach. Según la institución, al menos 80 unidades de bomberos y equipos de rescate luchan en la zona del desastre para encontrar personas con vida.

Sólo queda rezar.

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