Y un día Dios vuelve a aparecer en la campaña argentina

Las distintas referencias religiosas de diversos candidatos estos días parecieran dar cuenta de una búsqueda por contentar el voto religioso

Durante las discusiones parlamentarias sobre la despenalización del aborto, se oyó diputados decir que los crucifijos no tenían lugar en los escritorios de los diputados. Durante un homenaje a las víctimas del COVID que congregó a todo el gobierno y la oposición, no hubo espacio para la oración. Ni siquiera de índole interreligiosa.

Sin embargo, en el marco de la recta final hacia las elecciones parlamentarias de noviembre, tras los resultados de las primarias obligatorias, el nombre de Dios parece volver a estar en la agenda de los candidatos y los partidos.

Por un lado, el nuevo ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, citó a San Josemaría, fundador del Opus Dei. Lo hizo para decir que obraría sin miramientos para tomar decisiones. Sin que se le pregunte sobre el tema, se identificó como “un hombre de formación católica sui generis”. Y citó el punto 11 del libro Camino en el que San Josemaría escribe:

“Lo que hay que hacer, se hace… Sin vacilar… Sin miramientos… Sin esto, ni Cisneros hubiera sido Cisneros; ni Teresa de Ahumada, Santa Teresa…; ni Iñigo de Loyola, San Ignacio…”

«Ojalá que Dios nos ayude»

Días después, el nuevo Jefe de Gabinete,Juan Manzur, expresó en un acto público:

“Recién una señora que pasó me miraba y me decía ‘que Dios lo ayude’… y yo no le dije nada, ahora le voy a decir en público: ojalá que Dios nos ayude, que nos dé una manito, porque realmente esta vuelta nos hace falta para seguir saldando todas las deudas que la Argentina tiene”. La frase, más cercana a lo que puede ser la de un periodista antes de salir a la cancha que a una auténtica invocación, provocó inmenso revuelo.

Al mismo tiempo, se supo que la precandidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires del Frente Más Valores, Cynthia Hotton, finalmente participará de la contienda de noviembre. Esto al alcanzar, tras una minuciosa revisión de urnas, el 1.5% de los votos en las elecciones primarias. En ningún pronóstico ni resultado parcial la candidata que explícitamente anunció durante la campaña que buscaba llevar valores cristianos al Congreso figuraba con este volumen de votos. En este caso alcanzados luego de acudir a la justicia y solicitar un reconteo que descubrió 10 mil votos que no le habían sido adjudicados.

Con fuerza los valores cristianos

Confesa practicante evangelista, Hotton se expresó exultante tras conocerse los resultados:

“Este resultado es un ejemplo de que vamos a ponerlo todo por construir una política más honesta, más transparente y que defienda con fuerza los valores cristianos de un enorme sector de la sociedad”.

Aún en las encuestas y sondeos menos favorables, más del 80% de los argentinos expresan profesar una religión, en su mayoría cristianos. Pero tanto en leyes como en discursos, en muchos casos su identidad es atacada y agraviada.

Durante la discusión parlamentaria que llevó a la legalización del aborto, la directora del INADI, el Instituto contra la Discriminación, Victoria Donda, quien había presentado la renuncia tras las Primarias sin que le fuera aceptada por el presidente Alberto Fernández, había acusado de “fanatismo religioso” a Hotton en su oposición al proyecto de ley.

¿Un voto católico?

Las distintas referencias religiosas de los distintos candidatos estos días, de las que aquí solo se citan algunas pero hay otras, como una reciente fotografía del candidato Diego Santilli con la Virgen de San Nicolás, parecieran dar cuenta de una búsqueda por contentar el voto religioso. En la Argentina no existe un partido confesional. En casi todas las listas, en distintas ubicaciones, hay personas que se identifican como católicas o cristianas.

Como el mismo Papa Francisco aclaró en abril de 2019:

“En política es mejor tener una polifonía política inspirada en una misma fe y construida con múltiples sonidos e instrumentos, que una aburrida melodía monocorde aparentemente correcta pero homogenizadora y neutralizante –y de yapa– quieta”.

Más allá del voto en las elecciones de noviembre, y de quiénes lleguen a ser representantes del pueblo en el Congreso, sería deseable que el tono de respeto y reconocimiento hacia la profesión pública de la fe sobreviva a las campañas. Los cristianos son cristianos todos los años, no solo aquellos con campañas electorales.

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