Hoy la Iglesia Católica celebra a la Beata Chiara Luce Badano

, 29 Oct. 21 (ACI Prensa).- Hoy, 29 de octubre, la Iglesia Católica recuerda a la Beata "Luce" (Luz) Badano (1971-1990), nacida un día como hoy hace exactamente 50 años. “Clara” -su nombre en español- nació en Sassello, Liguria (Italia), el 29 de octubre de 1971. Desde pequeña mostró un profundo amor a Dios, al tiempo que revelaba un carácter fuerte pero dócil; un corazón lleno de alegría, con una ternura poco común que parecía brotar a través de su mirada, siempre llena de luz. Todos a su alrededor la reconocían como una jovencita bondadosa y activa.

A los nueve años ingresó al Movimiento de los Focolares. Luego, en 1985 se mudó a Savona para seguir los estudios de bachillerato. A los 16 años, mientras vivía como cualquier adolescente entre amigos, la música y el deporte, decidió consagrar su vida a Dios. Ya por esos tiempos, Clara empezó a desarrollar un vínculo muy cercano con la fundadora de los Focolares, Chiara Lubich, quien le puso el sobrenombre de "Luce".

En el verano de 1988, Clara fue diagnosticada con un tumor en el hombro. La evaluación médica indicaba "sarcoma osteogénico con metástasis", un tipo de tumoración agresiva y dolorosa. La joven se propuso superar la enfermedad y comenzó un intenso tratamiento de quimioterapia, mientras trataba de seguir con su vida habitual, sin perder la alegría ni la fe. Repetía constantemente que todos sus dolores los ofrecía a Dios, “Por Jesús, por Jesús”; “Esto lo hago por ti, Jesús. Si tú lo quieres, yo también”.

El proceso de su enfermedad la llevó paulatinamente a quedar postrada. Por otro lado, Chiara quería mantenerse lúcida para ofrecer su dolor, y renunció a los sedantes y analgésicos. Su intención era acompañar a Cristo sufriente y abandonado.

Sus amigos la visitaban para darle ánimo, pero paradójicamente, eran ellos quienes después de verla se sentían animados a seguir más de cerca al Señor y visitarla con frecuencia. Chiara sabía que la posibilidad de morir era grande, pero lejos de abandonarse, se unió más a Jesús, convirtiéndose en fuente de consuelo para los que la rodeaban. Así, por un tiempo se dedicó a acompañar, mientras aún podía caminar, a un joven que padecía de depresión. Después entregó todos sus ahorros a un amigo que partió en misión humanitaria a África.

A pesar de los esfuerzos de los médicos, la enfermedad avanzaba rápidamente y perdió la movilidad de las piernas. "Si tuviera que elegir entre caminar o ir al paraíso, elegiría esta última posibilidad", dijo a sus padres, cuando ya no pedía curarse sino encontrarse con Jesús.

En julio de 1989 sufrió una severa hemorragia, signo de que el desenlace estaba cerca. Apenas tuvo fuerzas, dijo a sus padres: "No derramen lágrimas por mí. Yo voy donde Jesús. En mi funeral no quiero gente que llore, sino que cante fuerte".

En su lecho, Chiara oraba pidiendo ser capaz de cumplir con la voluntad de Dios hasta su último aliento. "No le pido a Jesús que me venga a buscar para llevarme al paraíso; no quisiera darle la impresión que no quiero sufrir más", llegó a decir a su madre, con quien ya preparaba lo que había empezado a llamar su "fiesta de bodas", es decir su funeral.

El domingo 7 de octubre de 1990 Chiara falleció acompañada de sus padres. Tras la puerta de la habitación aguardaban sus amigos. Sus últimas palabras fueron para su mamá: "Chao. Sé feliz porque yo lo soy".

Unas dos mil personas asistieron a su funeral.

Beatificación

En diciembre del año 2009, el Papa Emérito Benedicto XVI reconoció públicamente el milagro que haría posible la beatificación de Chiara. Los padres de un niño italiano pidieron la intercesión de Badano para que su pequeño se cure de una meningitis severa que estaba haciendo colapsar uno a uno sus órganos internos. De pronto, el niño se curó, y ninguno de los médicos tratantes tenía una explicación para ello.

Chiara Badano fue beatificada el 25 de septiembre de 2010. El Arzobispo Angelo Amato, cabeza de la Congregación para la Causa de los Santos, puso como ejemplo a Chiara de cómo aun en una corta vida se puede vivir con grandeza y santidad: "Hoy hay gente llena de virtud que, en la familia, en la escuela o en la sociedad, está muy lejos de desperdiciar su vida".

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