Antes de adentrarme en el tema del que propiamente tratará el artículo, me excuso ante todo aquel lector que haya llegado a estas primeras líneas pensando que encontraría un pequeño estudio o comentario de tan gran obra que lleva el mismo encabezamiento. Puede que, de buenas a primeras, sienta una cierta decepción, pero creo que es una bonita costumbre reciclar frases, versos y títulos; es como hacerlos revivir con un nuevo significado recordando al mismo tiempo al original y primigenio, como si de un pequeño homenaje se tratara. Con tal intención, dejaré que Shakespeare sea el epígrafe de la serie de artículos que irán viendo la luz en las próximas semanas, antes de la llegada del equinoccio de otoño.
En este artículo, no obstante, trataré de definir qué es el arte, pues es un concepto que empleamos demasiado frecuentemente como para pasar por alto su significado. La Real Academia de Lengua Española define el arte como la “manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros”, pero yo creo que el arte es mucho más que una interpretación tangible de las realidades mundanas, el arte forma parte de nosotros mismos.
Todo arte nace de la naturaleza humana, hacemos arte porque somos humanos, y hasta me atrevería a afirmar que somos humanos porque hacemos arte. Encontramos las primeras manifestaciones artísticas junto con los primeros vestigios de nuestros antepasados, por lo que desde mi punto de vista no es demasiado temerario considerar que el arte es una necesidad: el hombre necesita expresarse, liberarse de sí mismo de alguna forma, y el arte es el medio que hemos encontrado para satisfacer tal menester.
Existen dos grandes teorías sobre el arte que considero interesantes de conocer antes de proseguir con el desarrollo de este tema:
- Teorías miméticas: son aquellas que defienden que el arte es una réplica de la naturaleza (de hecho la palabra arte proviene de la misma raíz que “artificio”). Según estas teorías, el objetivo del arte es imitar la vida (mimesis significa imitación en griego) o incluso llegar al punto de suplantarla, en los pensamientos miméticos más extremos. Para Platón el arte era una farsa, ya que engañaba al hombre al dar tan solo la identidad visual de aquello que representa: la imagen de un zapato no es un zapato real que alguien pueda usar para calzarse y caminar.
- Teorías expresivas: de ideario puramente romántico y por tanto bastante posteriores a las miméticas. Estas teorías defienden que el arte nace de la expresión interior del artista, es la exteriorización del “yo” del autor cuyos sentimientos toman una forma objetiva para poder ser expresados. De esta teoría nace la pintura paisajística y el retrato. La primera surge de la voluntad de identificación del “yo interior” del autor con un paisaje (y supongo que aquí a todos nos vendrá a la mente alguna obra de Friedrich), mientras que la segunda nace de la exploración subjetiva del individuo, es a finales del siglo XVIII cuando nace la voluntad de explorar “las luces y sombras del alma humana”, y estas únicamente pueden ser exploradas por el arte.
He comenzado el artículo definiendo el arte como una necesidad humana, y no me retracto de tal afirmación, pero tampoco defendería a ultranza las teorías expresivas puesto que me parecen un tanto exageradas. Me explico. Si bien es cierto que el arte nace del impulso creador del hombre, también lo es que definir el arte únicamente como la exteriorización de los sentimientos es algo temerario: todos estaremos de acuerdo con que el retrato de la familia de Carlos IV de Goya es una obra de arte, pero difícilmente lo sea por la recreación sentimental que el artista haya podido hacer en ella (por más teorías interpretativas que se hayan querido extraer del lienzo).
Entonces, ¿qué es o no es arte? Esta es la cuestión, y es algo que yo no puedo decirles. El arte es subjetivo y por tanto no se puede encerrar en una definición universal. Hay quien considera arte toda expresión capaz de emocionar al público, de producir una impresión estética o de placer, pero el arte no tiene un límite definido: es arte lo que nosotros, entendiendo “nosotros” en el sentido individualista del término, consideramos que lo es.
Para mí, es arte la expresión capaz de transmitir alguna cosa al espectador (que no tiene por qué ser un sentimiento, o una idea, puede simplemente querer transmitir una escena histórica o una simple sensación de caos o hasta de repulsión). El polémico arte contemporáneo lo seria, según mi criterio, en la medida en que fuera capaz de producir estas sensaciones en el espectador. Al no ser un arte mimético sino puramente expresivo, ya que hasta rehúye de las formas y realidades conocidas, es más difícil que esta sensación sea transmitida y por tanto que el público receptor lo perciba como arte y lo considere como tal.
Tengamos la idea que tengamos sobre el arte, creo que todos estaremos de acuerdo en algo: el arte es un placer que nos regala nuestra historia como civilización y que enseña al hombre a ser un poco más hombre.
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