El Santo Padre, señala el diario del Vaticano L’Osservatore Romano, pidió que el sacerdote se ubicara durante la audiencia en primera fila para llamar la atención sobre el drama que viven no solo los cristianos en esa región.
El sacerdote párroco de Amadiyak (región colindante con Turquía) mostró al Pontífice dos álbumes de fotos que documentan la “catástrofe apocalíptica” que está sufriendo Irak y le comentó que le ha tocado ver “escenas de dolor y desesperación inimaginables, como a personas muertas en medio de la calle”.
A su comunidad, prosiguió el sacerdote, llegan prófugos sin vestimenta ni documentos, pues están “huyendo de una muerte segura”.
“Así, en un momento se borran las raíces cristianas que se remontan al primer siglo cristiano, porque nosotros en esas regiones no somos ni huéspedes y ni extranjeros”, precisó.
El párroco iraquí agradeció a todos aquellos que están asistiendo a los refugiados, entre ellos el Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, que estuvo en Irak en Semana Santa; a Cáritas y muchos otros. También agradeció al Pontífice sus intervenciones dirigidas a la comunidad internacional.
“Su voz, esté seguro, es muy escuchada en todo el mundo árabe”, dijo.
“Cuando Francisco habla sobre la tragedia de los prófugos, los medios de comunicación le dan amplio espacio y esto nos ayuda a encontrar finalmente solidaridad y a que no se olviden de nosotros”, añadió.
El P. Samir dijo que pese a todo no pierden “la esperanza de un futuro de paz, reconciliación y justicia”. Precisó que entre las personas que recibe hay también musulmanes. “La locura de las milicias del Estado Islámico es solamente una violencia ciega y no es posible que puedan vencer”, agregó.
El sacerdote dijo que en este momento terrible de prueba, “la Iglesia caldea hoy está viva, incluso es más fuerte y unida debido a la terrible prueba que está sufriendo”.
Finalmente afirma que “un día no lejano el Papa pueda venir a encontrarnos personalmente en la diócesis de Amadiyak y Zaku de los Caldeos para confirmarnos en la fe y animarnos a no tener miedo”.
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