Hemos tenido y seguimos teniendo un verano "calentito", y no me refiero sólo a las temperaturas. Las pantallas de televisión y la prensa escrita o digital nos han venido informando puntualmente de la violencia ejercida en países islamistas sobre cientos de miles de personas por su condición de cristianos o, simplemente, por motivos políticos.
A toda persona con conciencia le parece una aberración que a un ser humano se le pueda agredir por los motivos citados, y nos horrorizamos por la virulencia de los ataques, que hacen llegar millares a Europa buscando refugio. Pero aún lo vemos algo lejano...
Sin embargo, en España hemos sido testigos de otra violencia menos abundante, aunque igualmente peligrosa en la persona de la presidenta de Vox en Cuenca. La candidata más joven de este partido en las pasadas elecciones municipales con tan solo 18 años, fue agredida por tres individuos que la esperaban a la puerta de su vivienda para darle una paliza fuera de toda consideración.
Al grito de «¡A ver si eres tan valiente ahora, fascista de los ...!».los agresores se abalanzaron sobre ella y comenzaron a golpearla hasta dejarla inconsciente. Aparte de la cobardía manifiesta de estos tres tipos, hay que denunciar la persecución política a la que algunas personas o grupos se ven sometidos últimamente por parte de energúmenos radicales y totalitarios.
Como queda patente, la violencia por motivos políticos y religiosos está demasiado cerca de nosotros. Tal como está el patio, alguien debería hacer algo.
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