La muerte en tus brazos

Rafael Gutiérrez Amaro

En una ocasión, un periodista le pregunto, sin preámbulos, a la Madre Teresa:

·         ¿Tiene miedo de morir?

Unía una muy especial amistad al periodista con la Madre Teresa de Calcuta. Por eso le preguntó de forma tan improvisada y sin mediar palabra si tenía miedo a morir. La Madre Teresa aprovechó esta pregunta para explicar su parecer con respecto a la muerte. Pero, antes, ella le dijo sonriendo:

·         “Ah, veo que usted está feliz de volver a casa, con su familia”.

Y añadió Madre Teresa:

·         “Bien, bien. Es lógico que usted esté contento. Va a encontrar a su mujer, a sus niños, a sus seres queridos. Va a su casa. Es justo que sea así”.

Permaneció aún unos momentos en silencio, y después, volviendo a la pregunta que le había hecho, prosiguió:

·         “Yo estaría contenta como usted si pudiese decir que me muero esta noche. Muriendo:

o    Me iría a casa yo también.

o    Iría al paraíso.

o    Iría a ver a Jesús”.

·         “Yo he consagrado mi vida a Jesús. Convirtiéndome en monja, me he convertido en la esposa de Jesús. Todo lo que hago aquí, en la tierra, lo hago por amor a Él”.

·         “Por tanto, al morir, volvería a casa, donde está mi esposo. Además, allí, en el paraíso, encontraría también a todos mis seres queridos. Miles de personas que han muerto entre mis brazos”. 

Y emocionada continuó:

·         “Son ya más de cuarenta años que dedico mi vida a los enfermos y a los moribundos”.

·         “Yo y mis hermanas hemos recogido por las calles, sobre todo en la India, miles y miles de personas agonizantes. Las hemos llevado a nuestras casas y las hemos ayudado a morir serenas”.

·         “Muchas de esas personas han expirado entre mis brazos, mientras yo les sonreía y acariciaba sus rostros temblorosos”. 

·         “Por eso, cuando muera, encontraré a todas estas personas. Están allí y me esperan. Nos quisimos en esos momentos difíciles. Hemos seguido queriéndonos en el recuerdo. Quién sabe qué fiesta me harán al verme”.

·         “¿Cómo puedo tener miedo a la muerte?

o    Yo la deseo, la espero, porque me permitirá finalmente volver a casa”.

La descripción de la muerte y del cielo de la Madre Teresa nos puede ayudar muy bien a meditar en esta realidad trascendente y de importantísimo valor para cada uno de nosotros. La realidad de los valores trascendentes, la eternidad, la infinitud de la vida y el cielo son cuestiones de las que se tiende a huir y no debería de ser así.

Es importante que la religión, que Dios y que la vida eterna ocupen un lugar preferente en nuestra existencia, para que de esta manera podamos construir auténtica y dignamente el futuro.

Dios nos espera, busquémoslo y seremos felices transmitiendo a su vez, por este camino, la felicidad a los demás.

Fuente de la entrevista: www.zenit.org

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