(Vatican Insider) La alerta lanzada por la policía se relaciona también con el Primer ministro de Punjab y con el ministro de Justicia de la misma provincia, quienes son también posibles objetivos de atentados terroristas. La nota fue publicada mientras el país se encuentra todavía en estado de shock por el reciente homicidio del Ministro del interior de Punjab, Shuja Khanzada. El ministro falleció después de que un kamikaze logró entrar y hacerse explotar en su residencia en Attock, cerca de Lahore. Khanzada fue uno de los personajes más activos en la promoción de políticas y operaciones anti-terrorismo en la zona. Según la reivindicación del grupo extremista «Laskhar-e-Jhangvi», el ataque fue una represalia por la muerte de Malik Ishaq, líder del grupo, que perdió la vida en un enfrentamiento con la policía en julio de este año.
También la formación «Tehrik-e-Taliban Pakistan», de los llamados «talibanes paquistaníes», indicó que había colaborado en el atentado. El grupo reivindicó el doble atentado suicida en contra de dos iglesias en el barrio de Youhanabad, en Lahore el 15 de marzo pasado. Y se enorgullece de haber eliminado al otro Ministro federal para las minorías religiosas, el católico Shahbaz Bhatti.
Frente al compromiso de las instituciones para tratar de derrotar al terrorismo (Paquistán incluso desempolvó la pena capital para los culpables de actos terroristas), las organizaciones que pretenden desestabilizar el Estado se vuelven más temerarias y atacan a personajes de visibilidad pública y a líderes civiles.
Estos actos, además, están relacionados con un uso instrumental de una ideología aderezada de religión islámica: el Ministro Shindu está en la mira pues se ha comprometido en varias ocasiones en contra el extremismo y del fanatismo religioso, además de defender férreamente el estado de derecho. Una de sus batallas es frenar los abusos de la ley de la blasfemia y tutelar los derechos de los miembros de las comunidades religiosas minoritarias, como los cristianos e hindúes, considerados ciudadanos plenos de Paquistán.
En su carrera de brillante abogado, antes de dedicarse completamente al compromiso político, Khalil Tahir Sindhu, originario de Faisalabad, defendió con éxito muchos casos de blasfemia, todos basados en falsas acusaciones, y obtuvo 37 absoluciones de víctimas cristianas de la «ley negra».
En estos años también ha ofrecido su asistencia legal a Asia Bibi, la mujer y madre cristiana paquistaní condenada a muerte por blasfemia. En la actualidad, Sindhu se dice «a disposición» de su colega musulmán Saiful Malook, que defiende a Asia en la Suprema Corte. Su aporte tuvo mucha influencia también en el caso de Rimsha Masih, la chica cristiana discapacitada que fue falsamente acusada de blasfemia en 2012 y liberada después de que su acusador confesara que había mentido.
Desde que era parlamentario y después desde su encargo con el gobierno de Punja, que comenzó en 2013, Sindhu ha logrado aprobar medidas concretas para mejorar la vida de las minorías religiosas, como la que exige aplicar la ley que reserva una cuota del 5% de los puestos de trabajo en la administración pública a los ciudadanos de las minorías religiosas. Además, la provincia de Punjab ha dado más de 30 millones de rupias en bolsas de estudio reservadas a estudiantes de estas minorías.
Hace algunos meses, Sindhu se expuso en público, pues condenó en directa televisiva el terrorismo, cáncer del país. Las amenazas de los grupos extremistas no lo desaniman. En una conversación con Vatican Insider afirmó: «A pesar del desafío de los terroristas, continuaré esta lucha, como seguidor de Jesucristo. No me rendiré y proseguiré en mi misión, para defender a los perseguidos y a los que no tienen voz».
La familia de Sindhu (su esposa y sus tres hijos) se vieron obligados a mudarse a Londres por motivos de seguridad. «En estas circunstancias difíciles, un profundo deseo de mi corazón es encontrar y recibir la bendición de Papa Francisco», anunció. «Ahora necesito que me animen, fuerza espiritual y las oraciones de todos», indicó.
Y un poco de su valor y de su fe provienen, recordó, de su amistad con Shabaz Bhatti, el ministro católico asesinado en 2011. Sindhu fue compañero de estudios de Bhatti en el Colegio Juan Pablo II de Waris Pura, en la diócesis de Faisalabad. Bhatti, con su camino de santidad en la política, representa para él un sólido ejemplo y una referencia constante.
Publicar un comentario