Francisco a los líderes religiosos coreanos: favorecer la reconciliación y la paz

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 2 Set. 2017).- Es necesario favorecer los procesos de bien y reconciliación, evitando las narrativas del miedo y con gestos que se opongan a la retórica del odio. Ademas las religiones deben dar a  la gente con su empeño, una respuesta compartido sobre los temas de importancia fundamental.

Es la invitación que este sábado hizo el Papa Francisco al recibir en el Vaticano a los miembros del Korean Council of Religious Leaders reunidos en Roma con motivo de su peregrinación interreligiosa.

El Pontífice recordó que a los líderes religiosos, “se les pide abrir, favorecer, acompañar los procesos de bien y de reconciliación de todos: somos llamados a ser propagadores de la paz, anunciando y encarnando un estilo no violento, un estilo de paz, con palabras que se diferencias de la narrativa del miedo y con gestos que se oponen a la retórica del odio”.

El sucesor de Pedro profundizó también la motivación del diálogo interrelgioso y comentó que después del Vaticano II, “la Iglesia católica no se cansa de tomar senderos, a veces no fáciles, del diálogo”, en particular “con los seguidores de otras religiones”. Porque “la vida es un largo camino, pero un camino que no es posible recorrer solo. Es necesario caminar con los hermanos en presencia de Dios”. Y precisó que “hoy aquí estamos realizando un tramo de camino juntos”.

También señaló: “El diálogo interreligioso está hecho de contactos, encuentros y colaboraciones, es así una tarea agradable a Dios, un desafío finalizado al bien común y a la paz”.

Un dialogo abierto, porque hecho con estima y franqueza; que respeta el derecho a la vida, a la integridad física, a las libertades fundamentales como la de conciencia, de religión, de pensamiento y de expresión, que son la base para construir la paz”.

Señaló que el mundo mira a las religiones y pide respuestas y empeño compartido sobre varios temas: “la sagrada dignidad de la persona humana, el hambre y la pobreza que afligen aún a demasiados pueblos; el rechazo de la violencia, en particular la que profana el nombre de Dios y desacralizando la religiosidad humana; la corrupción que alimenta la injusticia, el degrado moral, la crisis de la familia y de la economía, de la ecología, y no por último sobre la esperanza”.

Al despedirse el Santo Padre recordó su viaje a Corea en agosto de 2014 y que “no ceso de pedirle a Dios el don de la paz y de la fraterna reconciliación”.

6:12:00 a.m.

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