El Pontífice, que aterrizó en el aeropuerto internacional de Bucarest a las 11.30 de la mañana, hora local, se trasladó en auto hasta el Palacio Cotroceni, sede de la Presidencia de Rumanía, donde le recibió el presidente Klaus Werner Iohannis y su mujer lo recibieron.
Durante el trayecto, una multitud de personas arroparon al Santo Padre en las calles de Bucarest. Al llegar al Palacio, el presidente y su mujer recibieron al Papa junto a la puerta de entrada del Palacio. A continuación, el Pontífice recibió honores de estado y saludó a autoridades civiles y al cuerpo diplomático.
Finalizados los actos protocolarios, el presidente acompañó al Papa Francisco a interior del Palacio, se realizaron una fotografía oficial, y se dirigieron a la Sala de Honor donde el Santo Padre firmó en el Libro de Honor y se intercambió regalos con el jefe de Estado rumano. Luego mantuvieron un encuentro privado.
“Dios bendiga al pueblo rumano y le conceda caminar unido en paz y prosperidad bajo la materna mirada de la Virgen María”, fue el mensaje escrito por el Papa.
El Papa Francisco regaló al máximo mandatario rumano una medalla en la que, sobre un mapa de Rumanía, se representa la letra “M”, símbolo de la Virgen María, rodeada por una corona de 12 estrellas que simbolizan el triunfo y la victoria. Todo ello enmarcado por una corona de rosas que representan a Rumanía como “el jardín de la Madre de Dios”. En la base de la medalla, una escritura en latín relativa a la fecha del viaje apostólico.
Al finalizar la visita de cortesía, el Papa Francisco se dirigió a la a sala Unirii del Palacio de Cotroceni para presidir el encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático acreditado en Rumanía.
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