Tras la solemnidad de la Navidad, en que el Papa dirigió al mundo el tradicional Mensaje navideño con su bendición apostólica “Urbi et Orbi”, el Obispo de Roma volvió hoy a encontrarse con 25.000 fieles y peregrinos presentes en la Plaza y recordó a los mártires de hoy y de ayer; perseguidos en varias partes del mundo debido a su fe cristiana.
Según Puertas Abiertas, en el Informe de 2019 sobre la libertad religiosa de los cristianos en el mundo, alrededor de 245 millones de cristianos son perseguidos.
La violencia es vencida por el amor
En este contexto, Francisco inició su reflexión de hoy, fiesta de San Esteban, el primer mártir, ciando el libro de los Hechos de los apóstoles que nos habla de él (cf. cap. 6-7) y “en la página de la liturgia de hoy se nos presenta en los momentos finales de su vida, cuando es capturado y apedreado (cf 6,12; 7,54-60)”.
Mientras las familias y las comunidades festejan la Navidad, el Pontífice sostuvo: “En el clima gozoso de la Navidad, este recuerdo del primer cristiano asesinado por la fe puede parecer fuera de lugar”.
“Sin embargo, – continuó el Papa – precisamente en la perspectiva de la fe, la celebración de hoy está en armonía con el verdadero significado de la Navidad. En el martirio de Esteban, de hecho, la violencia es vencida por el amor, la muerte por la vida.
El diácono mártir – indicó el Papa – “en la hora de su testimonio supremo, contempla los cielos abiertos y les da a los perseguidores su perdón (cf. v. 60).
Este joven siervo del Evangelio, lleno del Espíritu Santo, pudo narrar a Jesús con palabras y, sobre todo, con su vida. Al mirarlo, vemos que la promesa de Jesús a sus discípulos se cumplió: “Cuando te maltraten por mí, el Espíritu del Padre te dará la fuerza y las palabras para dar testimonio” (cf Mt 10,19-20)”.
Riqueza y poder perecen
“En la escuela de San Esteban – comentó el Papa -, que se hizo similar a su Maestro tanto en la vida como en la muerte, nosotros también ponemos nuestra mirada en Jesús, fiel testigo del Padre. Aprendemos que la gloria del Cielo, esa que dura la vida eterna, no está compuesta de riqueza y poder, sino de amor y entrega.
Necesitamos mantener nuestra mirada puesta en Jesús, “autor y perfeccionador de nuestra fe” (Heb 12,2), para dar cuenta de la esperanza que se nos ha dado (cf. 1Pt 3:15), a través de desafíos y pruebas que tenemos que enfrentar a diario.
Para nosotros los cristianos, el cielo ya no está distante, separado de la tierra: en Jesús, el cielo descendió a la tierra. Y gracias a Él, con el poder del Espíritu Santo, podemos tomar todo lo humano y dirigirlo al Cielo”.
Testimonio humilde y noble
El Papa exhortó a una fe encarnada en la vida: “Por lo que el primer testimonio es precisamente nuestra forma de ser humanos, un estilo de vida conformado según Jesús: apacible y valiente, humilde y noble, no violento y fuerte”.
“Esteban – sostuvo- era un diácono, uno de los primeros siete diáconos de la Iglesia (ver Hechos 6: 1-6). Nos enseña a proclamar a Cristo a través de gestos de fraternidad y caridad evangélica. Su testimonio, que culmina en el martirio, es una fuente de inspiración para la renovación de nuestras comunidades cristianas”.
Comunidades cristianas que “están llamadas a ser más y más misioneros, todas enfocadas en la evangelización, decididas a llegar a hombres y mujeres en las periferias existenciales y geográficas, donde hay más sed de esperanza y salvación”, instó.
Testimonio fuera de lógica mundana
Comunidades cristianas “que no siguen la lógica mundana, que no se centran en sí mismas, en su imagen, sino solo en la gloria de Dios y el bien de las personas, especialmente los pequeños y los pobres”.
La fiesta del proto-mártir Estaban – afirmó el Obispo de Roma – nos llama a recordar a todos los mártires de ayer y de hoy, a sentirnos en comunión con ellos y a pedirles la gracia de vivir y morir con el nombre de Jesús en el corazón y en los labios. Que María, Madre del Redentor, nos ayude a vivir este tiempo de Navidad al fijar nuestra mirada en Jesús, para ser más como él todos los días”.
Tifón en filipinas
El Papa pidió a los fieles de rezar por Filipinas, país golpeado por el tifón Phafone que ha dejado en las ultimas horas al menos 16 muertos. Además, decenas de miles de personas han sido forzadas a evacuar sus hogares ante la amenaza del temporal que ha golpeado el país con vientos de hasta 195 kilómetros por hora.
Al final, el Papa dijo rezar por todos aquellos que le han enviado mensajes para Navidad, pidiendo disculpas porque es imposible responder a todos, sin embargo, aseguró oraciones para cada persona.
Publicar un comentario