Si hay algo indiscutible es que los abuelos ocupan un lugar muy importante en la vida de nuestros hijos. Su presencia los enriquece de múltiples maneras y una de las formas más frecuentes en las que suelen involucrarse con ellos, es en la tarea de cuidarlos.
Los abuelos no lo harán exactamente como nosotros, y eso está bien, pero si queremos que las cosas importantes se cumplan es necesario determinar algunas pautas que nos permitan formar un buen equipo, padres y abuelos, para darles a los niños lo mejor de nosotros.
Conocer la dinámica y apuntar lo más importante
Cuando queremos implementar un plan compartido es muy positivo que los abuelos puedan comenzar a involucrarse lentamente en la dinámica del hogar. Pueden pasar algunas horas familiarizándose con las rutinas y recibir las explicaciones de los detalles importantes.
En ese tiempo será importante mostrarles dónde se guardan los medicamentos, los pañales y los juguetes favoritos de los niños. También mostrarles el asiento para el automóvil y la mejor ruta para llegar al consultorio del pediatra o a urgencias si fuera necesario.
También es bueno que puedan contar con una lista escrita donde aparezcan los números telefónicos importantes, direcciones de lugares donde pueden llevarlos y un horario general que nos gustaría que los niños sigan.
Dialogar siempre con apertura para mejorar
Es importante plantearse las inquietudes a medida que vayan surgiendo y no dejarlas para después. Por eso es tan necesario que haya un diálogo incorporado y fluido, para que sea menos probable que haya ofensas cuando uno sugiera implementar algún cambio.
Tenemos nuestro plan determinado, consejos que hemos encontrado online o que nos ha indicado el pediatra, pero los abuelos también pueden tener ideas muy valiosas que terminen beneficiando a nuestros hijos, sobre todo si pasan mucho tiempo con ellos. Conocerán mucho sobre lo que puede calmarlos o ayudarles en determinados momentos.
Ser flexibles pero constantes con los principios
Los niños saben perfectamente diferenciar entre sus padres y los abuelos. Nuestra forma de criarlos no será exactamente igual, por lo que habrá flexibilidad en algunos aspectos, pero constancia en aquellos que consideramos fundamentales en la disciplina inherente a los valores que queremos transmitirles.
Cuando salten diferencias podemos buscar un acuerdo compartido entre las dos partes. Los abuelos pueden darles dulces, pero acordando que no sean todos los días, sino una vez a la semana.
Y cuando se trate de horarios a respetar, que se cumplan sistemáticamente para que los niños comprendan que hay un orden para hacer las cosas.
Contar con ayuda extra cuando haga falta
Las circunstancias pueden cambiar. Por eso es bueno contar con un plan alternativo preparándonos para los imprevistos que puedan surgir, ya que todos podemos enfermarnos o tener un compromiso urgente que atender.
Puede ser una guardería de confianza o una niñera a quien podamos llamar. Lo importante es que cuando sucedan estos imprevistos podamos comunicarnos asegurándonos de que los abuelos sientan que, pese a los cambios, continúan siendo una gran parte de la vida de nuestros hijos.
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