San Esteban, el primer cristiano en dar la vida para testimoniar la fe en Cristo

Esteban vivió en Jerusalén y fue el primero de los siete diáconos elegidos por la comunidad cristiana para ayudar a los apóstoles en el ministerio de la fe.

La única fuente de información la podemos encontrar en los Hechos de los Apóstoles. En Hechos 6, 5-6 vemos su llamado al servicio caritativo de los discípulos como diácono y en su martirio

Lo más importante es que, además de los servicios caritativos, Esteban desempeña también una tarea de evangelización entre sus compatriotas, los “helenistas”, presentando en el nombre de Jesús una nueva interpretación de Moisés y de la misma Ley de Dios, relee el Antiguo Testamento a la luz del anuncio de la muerte y de la resurrección de Jesús. Esto provoca la antipatía de los judíos que interpretaron sus palabras como blasfemia y por eso fue condenado a la lapidación. (Hechos 6, 11-14)

Al asesinato de Esteban,  primer mártir de Cristo (protomártir), le siguió una persecución local contra los discípulos de Jesús, esta persecución es considerada la primera en la historia de la Iglesia.

Patronazgo

San Esteban es patrono de los diáconos y de las ciudades de Serbia, Biella y Menorca

Lugares de culto

El lugar del martirio de Esteban, en Jerusalén, se sitúa tradicionalmente algo más afuera de la Puerta de Damasco, en el norte, donde ahora se encuentra precisamente la iglesia de Saint- Étienne. Después del descubrimiento del cuerpo de San Esteban en Jerusalén, en 415, comenzaron a ocurrir milagros en sus lugares de culto.

En Ancona (Italia) es muy venerada su reliquia que llegó a la ciudad por  un marinero que habría sido testigo de la lapidación. Otro lugar de culto importante se encuentra en: Uzala, cerca de la actual Túnez.

Curiosidades

El 3 de agosto se recuerda la invención de San Esteban, el primer mártir (protomártir) de la Iglesia. El Códice de Athos le considera santo desde su cuna. Al parecer, el diablo aprovechó que la niñera estaba distraída para llevárselo y dejar en su lugar a un bebé diablo. El niño Esteban estaba tan bendecido, que los diablos no pudieron llevárselo al infierno y lo abandonaron a la puerta de un judío llamado Julián, que lo educó santamente.

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Arte

Artísticamente es representado con piedras y la palma del martirio. La iconografía de las iglesias orientales le muestra como un hombre joven, sin barba, con una tonsura, llevando ropas de diácono y, a menudo, sosteniendo una pequeña iglesia.

Oración

Dichoso tú, San Esteban: que por proclamar tu amor a Cristo en la tierra te fuiste a acompañarlo a Él en el cielo.

Haz que seamos muchos, muchísimos los que con  nuestras palabras y buenas obras nos declaremos  amigos y seguidores de Jesús en esta vida y  seamos sus compañeros en el gozo eterno del Paraíso.

Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

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