¿Cómo lavar los alimentos para prevenir enfermedades?

En este momento toda medida de prevención que tomemos no es demasiada, y mucho menos cuando hablamos de alimentación. Es importante recordar la importancia del lavado de manos antes de manipular alimentos, pero también de frutas, verduras, y otros alimentos que es conveniente lavar correctamente y otros que no, antes de consumirlas para evitar enfermarnos.

Alguna vez seguramente en el apuro, tomamos una manzana y la limpiamos en el buzo o le dimos “una ducha rápida en el grifo” y la comemos. Pues bien, eso no es correcto.

Se trata de una práctica que no es segura pues no elimina los posibles microorganismos que puede conservar la piel de la manzana.

Una mala higiene en nuestros alimentos puede ocasionar malestares gástricos, dolores abdominales, reacciones en la piel o enfermedades como la listeriosis que es una infección provocada por la bacteria listeria monocytogenes.

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Esta enfermedad tiene como sintomatología característica la fiebre y fuertes dolores musculares, y viene precedida de diarreas u otros trastornos gastrointestinales. La población más vulnerable son las embarazadas, mayores de 65 años y personas con el sistema inmunológico débil, e incluso puede provocar la muerte.

¿Cuál es la forma correcta de limpiar tus alimentos para evitar enfermar?

Primero debemos estar nosotros preparados para comenzar a limpiar y desinfectar nuestros alimentos. Para ello, una vez más, debemos lavarnos bien las manos con agua y jabón durante 20 segundos y mantener las superficies de contacto del alimento también limpias.

Colocar nuestros alimentos bajo el chorro de agua corriente es una medida eficaz para reducir (no el 100%) pero si en gran medida la presencia de microorganismos. Veamos cada uno con más detalle:

Los vegetales de hoja: Se deben lavar las hojas de lechuga, espinaca o acelga, así como también las hierbas aromáticas (albahaca, hierbabuena, menta) y los germinados. Se lavan hoja por hoja bajo el chorro de agua corriente. Si encontramos hojas exteriores feas las desechamos. Luego es conveniente secarlas con papel de cocina.

Raíces y tubérculos: como las patatas, zanahorias, rábanos, jengibre, entre otras, enjuagar en agua, y después lavar incluso con cepillo si es necesario bajo el agua corriente y secar.

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Vegetales frágiles: aquí tenemos la coliflor, brócoli y otros. Sumergir en agua durante uno o dos minutos, y enjuagar bajo el chorro de agua corriente y secar.

Manzanas, pepinos, peras y otros de consistencia firme: estos se lavan directamente bajo el agua, se pueden frotar con un cepillo suave si es necesario y secar.

Frutas más o menos blandas: como uvas, cerezas, ciruelas, moras, en este caso es recomendable no lavarlas hasta el momento de su consumo. Pero es importante que antes de guardarlas revisemos y desechemos aquellos granos o aquellos que presenten moho o se encuentren en mal estado. Al momento de consumirlos se los sumerge en agua y, posteriormente, se los enjuaga bajo el chorro de agua corriente.

Frutas y vegetales para comer con piel: si queremos comer las frutas o vegetales con piel, es recomendable sumergirlos durante cinco minutos en una solución con agua y unas gotas de hipoclorito sódico o lejía apta. Luego enjuagar con agua del grifo abundante para eliminar por completo restos del compuesto.

Setas: dado que por lo general al momento de consumirlas solo se les da un breve golpe de calor (ejemplo salteados), no se garantiza la eliminación completa de patógenos, por lo tanto, lo ideal es limpiarlas con agua y un cepillo suave o papel de cocina húmedo.

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Pescados: hay que lavarlos siempre, es suficiente con pasarlos por debajo del chorro de agua fría apenas los compremos porque es un alimento que viene con una importante carga microbiológica y si no lo hacemos algunos de esos microorganismos, como la listeria, pueden continuar multiplicándose en nuestro refrigerador.

Alimentos que no conviene lavar

Hay alimentos que nos es recomendable lavar porque pueden diseminar más microorganismos. Algunos son:

La carne y el pollo: pues sí, lavar la carne, principalmente la de pollo, puede diseminar los microorganismos presentes en su superficie por otras áreas de la cocina beneficiando la contaminación cruzada. Por lo tanto, con una correcta cocción a la temperatura adecuada ya es suficiente.

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Huevos: en el caso de los huevos no debemos lavarlos antes de guardarlos en el refrigerador porque se degrada la cutícula (su protección natural que evita que los microorganismos de la superficie penetren en el interior).

Pero sí se recomienda lavarlos antes de su preparación, y utilizar papel de cocina para secarlos.

Alimentos congelados: si estamos apurados una costumbre es descongelarlos bajo el agua de grifo porque es más rápido, pero no es aconsejado este procedimiento, ya que el chorro de agua caliente destruye parte de las propiedades organolépticas del producto. Por lo que para descongelar nuestros alimentos de forma segura debemos dejarlo previamente en el refrigerador o utilizar el microondas.

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