¿Por qué el coronavirus ha afectado tanto a España? 

España vive en Estado de Alerta. Es el tercer país del mundo más golpeado por la crisis del coronavirus, con 124.000 infectados, más de 11.744 fallecidos y casi 34.000 curados. El primero es Estados Unidos y le sigue Italia a distancia, con datos similares a los de España. Pero ¿ha llegado al punto de inflexión, al punto máximo del numero de infectados por día? Se verá por Semana Santa.

Muchos se preguntan, ¿qué ha pasado en España? ¿Por qué esta propagación del virus?

La respuesta que todo el mundo da es que el gobierno de España actuó tarde, y no decretó el Estado de Alarma o confinamiento hasta el 14 de marzo. Mientras se habían llevado a cabo partidos de fútbol y, sobre todo, las multitudinarias manifestaciones del 8-M, del feminismo, que el mismo gobierno alentó.

Una vicepresidenta y al menos una ministra presente en las manifestaciones han sido contagiadas por coronavirus: la vicepresidenta primera, Carmen Calvo y la ministra de Igualdad, Irene Montero (esta ha recaído).

Hoy todo el mundo está confinado en su casa, prisionero del virus, y esto es lo mejor para que este no se propaga entre las personas. Sin embargo, ¿es esto suficiente?

Según dijo la OMS (Organización Mundial de la Salud, de Naciones Unidas), la eliminación del virus Covid-19 no era solo un problema de confinamiento, aislamiento, de las personas: España debía estar provista de material sanitario necesario para hacer frente a la pandemia. Es decir, mascarillas, respiradores, batas, toda clase de material protector para los sanitarios, camas hospitalarias, equipamiento de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y kits de diagnóstico, y de diagnóstico rápido, seguros.

No se previó tanta infección de Covid-19. De ahí que el día 2 de abril la portavoz de Salud dijo que “lo importante ahora es tener el suficiente número de UCI para atender a los enfermos”. A tres semanas del confinamiento total se han hecho muchas cosas, como hospitales de campaña, donaciones de material sanitario y de decenas de millones de euros por parte de empresas y benefactores, pero el material protector para los sanitarios, para los transportistas, las fuerzas de seguridad, el ejército… y sobre todo respiradores, no son suficientes.

Es más, un millón de pruebas de diagnóstico rápido del coronavirus, venidos de China a través de una empresa privada española, “no sirven” para esa detección precoz, ha dicho el ministro de Sanidad, Salvador Illa. China a dicho que la empresa suministradora china no tenía autorización en su país. China ha cerrado el comercio al exterior a todos los suministradores sin permiso oficial. Francis y Turquía se han quedado, por su parte, con suministros de China a España.

Esto ha alarmado a muchos, y el gobierno ha recibido duras críticas. Las redes sociales, en este tiempo de confinamiento, se disparan a velocidades insospechadas: decenas de millones en muy poco tiempo. 

Los empresarios también han criticado las medidas económicas muy restrictivas decretadas por el gobierno (casi todas las empresas cerradas), que las tomó sin consultar a nadie. Solo han aplaudido los sindicatos. 

La situación económica, por otro lado, habla por sí sola: en el mes de marzo se han destruido 834.000 empleos. Además, las empresas han presentado más de 350.000 ERTEs (Expedientes de Regulación Temporal de Empleo) que afectan a 1,6 millones de trabajadores distintos de loa anteriores. El Estado pagará el 75 por 100 del sueldo de estos últimos. La catástrofe económica está servida ¿Quién y cómo se va a arreglar todo esto? No es fácil gestionar una crisis de esta magnitud.

El pueblo español, la gente de la calle (ahora están en sus casas), tiene una altísima admiración y reconocimiento por el personal sanitario. Los sanitarios, a veces con protecciones antivirus de tipo casero, otras, ha mostrado un entusiasmo, un arrojo y una voluntad increíbles. En consecuencia, de los 124.000 infectados por coronavirus, unos 15.000 son sanitarios. Ellos han arriesgado su salud y su propia vida para atender y curar a los enfermos. Están realmente en primera fila. Son los héroes de esta pandemia, de esta guerra contra el desconocido, misterioso e invisible virus Covid-19.

Todas las tardes, a las ocho, sale el pueblo a las ventanas y balcones de las casas donde está confinado para aplaudir a los sanitarios y a todos cuantos arriesgan sus vidas por los enfermos de coronavirus y por mantener los servicios esenciales. Estos viven con estrés y a veces depresión, pero luchan cada día. Son formidables.

Las unidades de cuidados intensivos (UCI) están desbordadas, están muy por encima de su capacidad. Faltan este tipo de unidades en los hospitales.

Un dato revelador es que donde más contagios se han registrado es en las zonas de mayor población y más industrializadas: Madrid, Barcelona y País Vasco, precisamente las regiones económicamente más desarrolladas. Sobre todo, Madrid, donde tuvo lugar la mayor manifestación feminista el 8 de marzo, el Día de la Mujer Trabajadora. Fue la manifestación del gran contagio.

Y en estas zonas, donde más muertos por Covid-19 se han registrado han sido en las residencias de ancianos, tanto públicas como privadas: más de 4.000 muertos (un 35 por ciento del total), según ha informado el gobierno, calculando los datos de las 17 comunidades autónomas o regiones. Los ancianos son los más vulnerables, al sufrir ya otras patologías. Estaban olvidados.

¿Y todo ello… hasta cuándo? Solo Dios lo sabe.

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