Es que en Perú, uno de los países de América Latina junto a Brasil más afectados debido al avance del coronavirus con más de 195.000 casos confirmados y fallecidos que superar los 5.000, muchos pacientes han estado muriendo por falta de oxígeno.
Precisamente, la demanda de oxígeno se ha convertido en el “símbolo del caos” en Perú en cuanto a la situación sanitaria para hacerle frente a la pandemia.
Las imágenes en hospitales o sencillamente personas deambulando tras oxígeno –alrededor de comercios que han incrementado el valor del metro cúbico- forman parte del panorama desolador en algunas regiones como, por ejemplo, la Amazonía.
Desde el gobierno se han anunciado medidas para el aumento de la producción de oxígeno, pero la situación persiste e impacta.
Una planta de oxígeno
“En Chulucanas se están perdiendo vidas, queremos salvarlas, queremos que nuestro Hospital de Chulucanas tenga la planta compresora que produzca oxígeno. Estamos uniéndonos con todas las autoridades, con la sociedad civil para que se haga realidad”.
Con estas palabras se refería monseñor Daniel Thurley (Diócesis de Chulucanas, provincia de Morropón, Piura) ante la difícil situación también en esa localidad para acceder al oxígeno.
Este obispo, presidente del colectivo “Chulacanas de la mano” ha estado trabajando de manera ardua para que la planta de oxígeno sea incluida dentro de los objetivos de la campaña “Unidos por la Esperanza”, da cuenta la Conferencia Episcopal Peruana sobre la manera de recaudar fondos para ayudar a los más vulnerables en medio de la pandemia.

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