¿Cuál es la diferencia?
En primer lugar, la palabra «ángel» proviene del latín angelus, que significa «mensajero de Dios». El latín proviene del griego ἄγγελος ángelos, que es una traducción del hebreo mal’ākh, que significa «mensajero» o «delegado» o «embajador». El Catecismo de la Iglesia Católica lo expresa así:
San Agustín dice respecto a ellos: «El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel«. Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan «constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos» (Mt 18, 10), son «agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra» (CIC 329).
La palabra «ángel» simplemente describe lo que hacen y no lo que son. Los ángeles son ante todo mensajeros, y como veremos cuando abramos la Sagrada Escritura, son mensajeros del plan divino de Dios.
Al mismo tiempo, es común usar el término “ángel” para describir a aquellos ángeles que interactúan con los humanos, como nuestros ángeles guardianes. Estos ángeles se consideran el rango más bajo de ángeles en la jerarquía tradicional de ángeles.
Cuando se trata del término «arcángel», la palabra incluye el prefijo «arco», que se usa para denotar algo como «jefe» o «principal». Un «arcángel» entonces es un «mensajero principal» de Dios.
Estos ángeles tienen un rango más alto que los ángeles de la guarda, pero siguen siendo parte del segundo rango más bajo. Se cree que estos dos rangos más bajos de ángeles son los únicos rangos que interactúan con los humanos.
Los arcángeles también reciben los mensajes más importantes que deben entregarse a los humanos. Tal fue la tarea de san Gabriel, cuando le dio la noticia a María de que ella iba a dar a luz al Mesías.
Sin embargo, tanto los ángeles como los arcángeles siguen siendo seres misteriosos para los humanos, que todavía saben relativamente poco sobre ellos.
Dios ha revelado solo una pequeña cantidad de información en la Biblia sobre ellos, y el resto se interpreta a través de la guía de la Iglesia.
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