Según explicó Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba la eutanasia es “la muerte provocada en aquellas personas que ya no valen. A ello se añade el suicidio asistido, que consiste en favorecer la muerte a la persona que lo pida”.
Y explicó que la eutanasia sigue adelante porque “es más barata que los cuidados paliativos. Es más económico eliminar a los ancianos que mantenerlos bien atendidos. Es más barato eliminar a los discapacitados que mantenerlos durante años hasta su muerte natural” y afirma que se trata de una “cuestión de egoísmo llevado a su extremo”.
“En uno y en otro caso, se trata de eliminar la vida en la fase en que ya se considera de poca calidad. Con la eutanasia, la vida humana es despojada de toda su dignidad, sobre todo por parte de quien la ejecuta”, subrayó.
En ese sentido, Mons. Fernández afirmó que en el fondo subyace “la lucha entre el bien y el mal, la lucha entre la Mujer portadora de la vida y el Dragón rojo que quiere eliminarla” y recordó que “cuando el hombre se aparta de Dios, es capaz de todo lo malo, es capaz incluso de ir contra el hombre, de destruirlo”.
Según explica Mons. Fernández ante una de las pandemias más duras de la historia que “está haciendo temblar los cimientos de nuestra época”, “el gobierno de turno saca a la palestra el tema de la eutanasia, la matanza de los débiles, con una ley demoledora”.
Por eso recordó unas palabras del Papa Juan Pablo II, “el gran defensor de la vida en todas sus etapas: se trata de una guerra de los poderosos contra los débiles, se trata de una verdadera conjura contra la vida, se trata de una verdadera cultura de la muerte”.
Algo a lo que se ha unido siempre el Papa Francisco que aseguró que “no es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto”.
Y aunque el Prelado aseguró que “a estas alturas casi que nos hemos acostumbrado a que se practiquen en España más de cien mil abortos cada año. Y nos doran la píldora apelando a la libertad de la madre para elegir tener su hijo o matarlo en el seno materno, si es un embarazo no deseado”.
Sin embargo, el Obispo de Córdoba insistió en que “la vida es sagrada, sigue siendo sagrada y nadie puede eliminar a un ser inocente. El claustro materno debiera ser el lugar más seguro y acogedor para el ser humano, y se ha convertido en el lugar más amenazado y agresivo en millones de casos concretos”.
Actualmente con la ley de eutanasia “se intenta dorarnos la píldora con una falsa compasión hacia el que sufre, “para que no sufra” lo eliminamos”.
Según explica, “el sufrimiento no es plato de gusto para nadie. Y cuando el sufrimiento es insoportable, llega a desearse la muerte. Pero para eso están los cuidados paliativos que consisten en aliviar el dolor mediante el acompañamiento personal, el cariño y la atención al que está sufriendo y el recurso a la medicina, que hoy cuenta con remedios que alivian e incluso eliminan el dolor. Cuando el dolor es aliviado o eliminado, nadie quiere morirse”.
Además precisa que “si se nubla el horizonte de Dios, se nubla el horizonte de la dignidad humana, se nubla el valor de la vida humana en todas sus fases”, a pesar del “testimonio abundante de muchos familiares que cuidan a sus enfermos con todo esmero hasta el final”.
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