En su artículo titulado “La notoria RBG y el Factor ‘Cool’”, Carrie Gress, doctora en Filosofía por la Catholic University of America, subrayó que lejos de un pensamiento independiente su formación intelectual “se basó en dos mentiras del feminismo radical que han esclavizado tercamente nuestra cultura”.
“La primera es que, para que las mujeres tengan igualdad, deben ser exactamente como los hombres, mientras que los hombres deben parecerse más a las mujeres. Y la segunda es que nuestros hijos son un obstáculo para lograr nuestra igualdad y, por tanto, nuestro éxito y felicidad”, señaló Gress.
En efecto, entre las frases famosas de Bader Ginsburg se encuentra su defensa del aborto como “algo fundamental en la vida de una mujer, en su dignidad. Es una decisión que debe tomar ella misma. Y cuando el gobierno controla esa decisión por ella, está siendo tratada como menos que una persona adulta responsable de sus propias decisiones”.
También dijo cosas como que “si se imponen restricciones que impiden la elección de la mujer, la estás perjudicando debido a su sexo”.
Gress señaló que al mismo tiempo que Bader Ginsburg defendía la idea de “ser su propia persona y ser independiente”, resulta “asombroso cuan apegada estaba al movimiento feminista. Sus ideas sobre el aborto imitan las de la mayoría de las mujeres en los principales medios de comunicación, Hollywood, la industria de la moda y la política”.
“Ella repite las mismas ideas promocionadas durante los últimos 50 años como ‘buenas para las mujeres’, a pesar de que todas las métricas que tenemos disponibles (la depresión, las tasas de suicidio, el abuso de sustancias, el divorcio y más) muestran que las mujeres estadounidenses son menos felices ahora de lo que jamás han sido estado antes”, indicó Gress.
Gress indicó luego que “sobre la base del patrón acordado de pensamiento colectivo que prevalece desde fines de la década de 1960, hay varias cosas que podemos esperar ver en las próximas semanas si se nomina a otra mujer para ocupar el puesto de RBG en la Corte Suprema”.
“Habrá una cuidadosa elaboración de la narrativa de cómo esta mujer no es una pensadora independiente, que ella sería el tipo de mujer equivocado. Será comparada con un felpudo, que está claramente comprometida por el patriarcado. Ella es el tipo de mujer que solo llevará a las mujeres por el camino equivocado, de regreso a la Edad Media y hacia los cultos de la fertilidad”, advirtió.
Lamentó además que “ocultas a la gran mayoría de las mujeres occidentales por las élites se encuentran las pensadoras verdaderamente independientes, mujeres como la profesora de Derecho de Harvard y ex embajadora ante la Santa Sede, Mary Ann Glendon. Si ella también estuviera a favor del aborto, la elegante embajadora Glendon sería un nombre muy conocido”.
“Desafortunadamente, la Embajadora Glendon no es una candidata potencial para la Corte Suprema, pero hay mujeres como ella, que realmente tienen mentes independientes, que no han aparecido en Vanity Fair y Vogue porque no aceptarían la línea política partidista”.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que podría nominar pronto a un reemplazo en la Corte Suprema para la fallecida jueza Ruth Bader Ginsburg, quien murió el viernes por la noche a los 87 años.
La nominada para el puesto podría ser Amy Coney Barrett, una jueza católica y madre de siete hijos.
Barrett, jueza federal del Séptimo Circuito de Apelaciones, sería la nominada entre los nombres de la pequeña lista del presidente, Esta magistrada también estuvo en el grupo de posibles nominados en 2018, antes de que Trump nominara al juez Brett Kavanaugh.
Para Gress, si Trump nomina a una mujer verdaderamente independiente y no alineada al pensamiento feminista, cabe esperar “que la prensa la describa como una persona sin humor, intelectualmente aburrida y en deuda con el patriarcado”.
“Infundir el miedo será algo común, mientras que la ciencia social detrás de la realidad de que las mujeres que abrazan los valores de la familia, el esposo, los hijos y la apertura a la vida son las mujeres más felices del planeta”, señaló.
Gress criticó que “sin el atributo de ser ‘cool’ atribuida a quienes están de acuerdo con las mujeres de élite, la verdadera libertad de pensamiento, informada por la fe y la razón, solo será catalogada en la corte de la opinión pública como un paso atrás para la humanidad y una crisis para las mujeres”.
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