Una imagen proveniente desde Ecuador y que muestra el emotivo reencuentro entre una madre y una hija
Ni un mes, ni un año, como han tenido que esperar muchos de los abrazos a lo largo y ancho del mundo a raíz de la crisis del coronavirus. Este abrazo entre una madre y una hija en Ecuador tuvo que esperar cinco décadas. Pero finalmente, luego de largo tiempo sin verse ni armarse, el reencuentro finalmente sucedió.
Se trata de una imagen que por estas horas aparece en medios locales como El Universo y hace referencia a una historia que tiene de fondo la tristeza del abandono, pero también la acogida en un hogar de religiosas y la felicidad de recuperar el tiempo perdido.
Efectivamente, según trascendió, el reencuentro se dio en la mañana de este jueves 27 de mayo y a pesar de sensaciones encontradas, se afirma, “no hubo reclamos, tampoco justificaciones, solo sentimientos positivos”.
Un proceso que empezó en 2017
Blanca es el nombre de la madre de Mariana. Actualmente la mujer que volvió a ver a su hija tiene 72 años y expresó que no recuerda con exactitud cómo se dieron las cosas e hizo referencia a que el “papá se la llevó” y que “nunca quiso hablar del tema”. También que quiso saber sobre su hija, pero el hombre le negaba información.
No obstante, en 2017, gracias a que familiares de la madre acudieron a una fiscalía de la localidad de Azuay para reportar la desaparición de quien había sido inscripta en el Registro Civil con el nombre de Carmen Maribel, el proceso del reencuentro comenzó a gestarse.
El caso fue asumido también por la Policía a través de Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased). Fue así que con la investigación se logró dar con un centro de acogida de menores huérfanos. Posteriormente, con el avance, se encontró que una de la pequeñas registradas era la persona que había desaparecido en la década del 70.
Un nuevo comienzo
La crisis del coronavirus sigue sacudiendo a Ecuador. Este país sudamericano lleva contabilizados más de 420.000 casos positivos y un número de fallecidos superior a 20.000. Es en este marco, en tiempos pautados por las restricciones y barreras para visitar a familiares, es que aconteció algo tan anhelado. Por estas horas es definido como un nuevo comienzo.
“Cuando me dijeron que mi mamá iba a aparecer, me quedé en la incógnita”, expresó Mariana, indica El Universo. Para esta mujer, que se crio con religiosas, todo esto representa un verdadero reinicio. Esto a pesar de haber hecho su vida y ser también madre de dos hijos. La misma mujer que considera que nadie puede juzgar lo sucedido.
Así pues, el abrazo se dio en un patio de una comisaría, lugar –como indica la crónica- donde predominó el agradecimiento a Dios por ser considerado el desenlace una verdadera bendición.
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