10 Pasos a seguir
1-Primero, cortar 1’50 cm o 2m de cordoncillo (según el grosor del cordón y del tamaño de las cuentas, necesitaremos más longitud o menos).
2- Después, al principio del cordoncillo dejar un espacio de unos 10 cm y en ese punto realizar el primer nudo, ayudándonos con una pajita (pitillo o popote). Este nudo del Rosario suele ser un nudo franciscano. En este tutorial podéis consultar la manera de realizar diferentes tipos de nudos.
3- Ahora introducir 10 bolitas del mismo color (serán las Avemarías del 1er Misterio de nuestro Rosario). Y al acabar, realizar otro nudo franciscano, pegado a la última bolita.
4- Dejar un espacio de 1 cm aproximadamente, y entonces realizar otro nudo. Introducir una bolita más grande, que será el Padrenuestro del 2º Misterio. A continuación, realizar otro nudo pegado a esta bolita.
5- De nuevo, dejar 1 cm y hacer un nudo. Introducir 10 bolitas de otro color, que formarán parte del 2º Misterio. Otra vez, un nudo al acabar.
6- Repetir esta operación hasta completar los 5 misterios: 10 bolitas pequeñas, 1 bolita grande con sus nudos entre medio.
7- Cuando hayamos acabado, juntar una parte y otra del cordoncillo con todas las cuentas de colores mediante un nudo y cortar la parte más corta del cordoncillo, la del inicio.
Merche Crespo | Aleteia
8- Seguidamente vamos a rematar nuestro rosario, introduciendo las 5 últimas bolitas en la parte larga del cordoncillo. La primera y última de un color, y las 3 cuentas del medio de otro.
9- Finalmente, añadimos la cruz en la punta. Cortamos el cordoncillo que nos sobre y quemamos ligeramente la punta con una cerilla o mechero para que no se deshilache.
10- ¡Ya tenemos nuestro Rosario acabado! Podemos guardarlo en una cajita o en una bolsa.
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Merche Crespo | Aleteia
Pedir la protección de la Virgen
A partir de ahora, cada uno en la familia con su rosario en mano, podréis poneros bajo la protección de la Virgen: pedirle por vuestras necesidades y encomendaros a ella para que os ayude en tareas difíciles -o no tanto-.
Además, la misma Virgen María, cuando se ha aparecido en la Tierra, ha animado siempre a sus fieles a rezar esta oración. Por ejemplo, el 13 de mayo de 1917, en su primera aparición en Fátima, María dijo a los tres pastorcillos: “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”. Y en su última aparición en ese lugar ella misma se presentó como la “Señora del Rosario”.
Para San Josemaría “El Santo Rosario es arma poderosa. Empléala con confianza y te maravillarás del resultado”. Camino, 558.



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