¿Por qué Dios permite la discapacidad? Un arzobispo responde a una niña

El arzobispo Kurtz arroja una luz positiva sobre las discapacidades, que conoce bien: su hermano tenía síndrome de Down

Este mes es el Mes de Concientización sobre el Síndrome de Down, lo que recuerda la importancia de ser una comunidad más inclusiva y compasiva. Por ello queremos compartir la maravillosa respuesta de monseñor Joseph Kurtz, arzobispo de Louisville, a una niña de 6 años sobre por qué su hermano había nacido con autismo.

Recogida por la CNA, la pregunta de la niña es una de esas preguntas inocentes similares a las que muchos de nosotros nos hacemos cuando estamos experimentando dificultades o lidiando con algo que no parece encajar con las normas sociales: «¿Por qué a mí?» «¿Por qué Dios nos deja sufrir?»

Respuestas a los «por qué»

El arzobispo compartió su respuesta a la pregunta en un video de EWTN News in Depth. Y su respuesta se puede aplicar a muchas de nuestras propias preguntas de «por qué».

Aquí hay 5 puntos clave que hizo el prelado que nos ayudan a ver las discapacidades y la diferencia desde una perspectiva completamente nueva, y una forma de celebrar a aquellos que podrían necesitar ese poco de amor y atención extra:

1No es malo hacerse preguntas

Primero, el arzobispo Kurtz no descartó su pregunta, al contrario, hizo que la niña sintiera que no estaba sola en su curiosidad. Dijo: «Bueno, ya sabes, cuando lleguemos tú y yo al cielo, y espero que los dos lo hagamos, tenemos muchas preguntas que hacer».

2Mira el impacto positivo que la persona discapacitada tiene en tu vida

El arzobispo, cuyo hermano mayor George tenía síndrome de Down, le preguntó a la niña si quería a su hermano. Ella respondió «sí», y monseñor Kurtz le explicó que ella misma, igual que él, sería «transformada por el amor que tenemos por nuestro hermano».

3Dar gracias a Dios

Con esta mirada positiva hacia su vida, agregó: «Ese es un regalo por el que ya puedes comenzar a decir ‘gracias’ a Dios».

4Aprender de las personas con discapacidad

Reflexionando sobre su propia relación con su hermano, el arzobispo compartió: «No puedo imaginar a dos hermanos que se llevaran mejor que nosotros dos», y agregó: «La realidad es que cuando dedicamos tiempo a alguien, y especialmente a alguien que lidia con una discapacidad, esa persona tiene mucho que enseñarnos«.

5Conocer lo que enseña la Iglesia

El prelado explica cómo la misma de la Iglesia se basa en «la gran dignidad de cada persona… No medimos a las personas por cuánto dinero tienen o cuál es exactamente su trabajo, y por tanto si una persona está viva con una discapacidad o no, esa persona es grande a los ojos de Dios y por eso tratamos a cada persona como preciosa».

Monseñor Kurtz notó un cambio radical en la Iglesia en 2018 cuando «comenzamos a hablar no de la discapacidad como un problema, sino de la persona como un regalo». Hacer que las personas con discapacidad reciban los sacramentos es bueno no solo para ellos y su vida espiritual, sino para la Iglesia en su conjunto.

Refiriéndose a la Declaración pastoral de los obispos católicos de EE. UU. sobre las personas con discapacidades de 1978, que se reafirmó en 2018, monseñor Kurtz añadió: «El énfasis en el nuevo documento es sobre la pertenencia – no solo hacia las personas que están excluidas – sino en realidad, para que cada uno de nosotros vea que todos tenemos un profundo deseo de pertenecer a Cristo y de pertenecernos unos a otros, a una familia de fe».

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