El domingo 27 de enero unas 20 personas irrumpieron en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Maracaibo (Venezuela) mientras se celebraba una Misa con los niños que se preparan para recibir la Primera Comunión y profanaron el Santísimo.
Según el periodista Lenin Danieri todo comenzó cuando se realizaba un cabildo abierto en la cancha de la parte posterior de la iglesia, cuando “grupos de trabajadores de la alcaldía (así los identificaron) amenazó y hasta disparó contra los presentes”, que “se metieron al templo pensando estar seguros”.
Desde la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe denunciaron que estos grupos armados afines al Gobierno “irrumpieron con palos, armas de guerra e incluso con granada fragmentarias, algo jamás visto en la existencia de 60 años de nuestra iglesia parroquial”.
En su irrupción en la iglesia, los violentos profanaron el Santísimo Sacramento y dispararon dentro del templo para dispersar a los asistentes”. Según reportaron agredieron al párroco Andri Sánchez, con la intención de asesinarlo.
El Arzobispo de Maracaibo, donde se encuentra la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, declaró que acudió al templo profanado pocas horas después de que ocurrieran los hechos.
Según explicó, “antes de la bendición irrumpieron unas 20 personas de manera violenta, golpeando a la gente, quebrando vidrios, jalando micrófonos… De hecho se robaron los micrófonos y otras cosas, y golpearon a la gente. Hubo dos heridos en la cabeza y violentaron algo tan sagrado como son nuestros niños. Un adulto le dio un golpe a un menor de edad, de una manera desproporcionada”.
En declaraciones a Vatican News, Mons. Azuaje dijo que no entiende por qué entraron en un templo “que es patrimonio de la comunidad, no solo de la Iglesia Católica como institución, sino de cada ser humano; y por qué tienen que violentar a inocentes que no tienen que ver con cuestiones políticas, que estaban allí para recibir la bendición de Dios”.
Mons. Azuaje reclama que “no hubo ninguna autoridad” que paralizara la profanación a pesar de que un puesto de la policía “se encuentra a pocos metros de allí”.
Los asaltantes “estuvieron media hora” en el templo, y por eso el Prelado asegura este asalto es algo que le “preocupa”, porque “hoy es un templo, pero mañana son las casas de familias o las casas de comunidades”.
El Arzobispo pidió las autoridades que “tengan conciencia” de lo sucedido y “puedan mirar quienes son [los causantes], porque hay muchos vídeos por aquí y por allá y hay gente señalada en las redes sociales”.
“La violencia siempre se revierte contra los violentos y no queremos que sea una espiral de violencia”, subrayó.
El Arzobispo dijo que se ha celebrado ya una Misa de desagravio por la profanación y animó a las comunidades a “organizarse para protegerse de estos vándalos”.
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