Panamá (Agencia Fides) - “Nuestros jóvenes estaban muy emocionados, fue un momento que trasciende las historias de vida de cada uno de ellos”. Así fue como el padre Domingo Escobar, director de la Casa Hogar “El buen samaritano” se expresó en una entrevista con la Agencia Fides después de la visita del Papa del domingo 27 de enero. 16 personas con SIDA viven en la casa. Además de ellos, estuvieron presentes en esta reunión los trabajadores y los beneficiarios de las obras de la Iglesia que se ocupan de la prevención y el tratamiento de personas con adicciones, personas que ejercen la prostitución, ancianos abandonados, niños discapacitados y huérfanos, personas sin hogar y presos.
“Cada uno de nuestros muchachos pudo saludar al Papa” continúa el padre Escobar, “que ha correspondido con mucho afecto, comunicando la vida de una manera extraordinaria, con sencillez y amabilidad, y que ha estado disponible, sonriente y amable”. El Santo Padre agradeció a todos la “generosidad” en su trabajo. “Estar con ustedes es renovar la esperanza”, exclamó. También contó que había leído el testimonio de un invitado de la Casa Hogar: “Me tocó el corazón porque dijo: 'Aquí nací de nuevo'. Esta casa y todos los centros que ustedes representáis son una señal de la nueva vida que el Señor quiere darnos, pero no solo ustedes. Aquí la Iglesia y la fe se renuevan continuamente a través de la caridad”.
Para el padre Escobar, la visita del Papa fue “un acto de apoyo y reconocimiento a lo que la Iglesia está haciendo en todo el mundo para las personas con SIDA”. “Fue un mensaje de acogida para todos los portadores del VIH del mundo”. En Panamá, explica, a menudo son víctimas de prejuicios, estigmatización y discriminación. “Gracias, Santo Padre, por venir a visitarnos sin temor, como hizo Jesús con los leprosos”, dijo un usuario al Papa Francisco. El objetivo del centro es devolver a los pacientes las condiciones para reanudar una vida normal. “Si el paciente accede regularmente a los antivirales, si es disciplinado y mantiene una buena nutrición y un estilo de vida adecuado, hay garantías concretas para una buena esperanza de vida”, dice el sacerdote que trabaja desde hace años en este campo. “Queremos dotar a las personas de estas herramientas y fortalecer en ellas la autoestima. Necesitamos de esta casa y de otras como esta”, destaca.
La “vocación en la vocación” del padre Domingo nació cuando un chico llegó a su parroquia para pedir ayuda para él y para otras personas que vivían en la calle abandonadas por sus familias. “No sabía nada sobre el SIDA”, recuerda, “pero en la Iglesia sabemos que cuando Dios nos hace encontrarnos con alguien con un problema, lo hace para hacer algo al respecto y para que ayudemos”.
Al entregar sus regalos al Papa, los jóvenes del Centro San Juan Pablo II pudieron hablar brevemente con él. “El Santo Padre los escuchó por unos momentos y bendijo los objetos que ofrecieron”, dice el director, el laico Ariel López. “Estamos muy contentos, también porque muchas personas han podido conocer nuestro Centro y podrán utilizarlo”. López cuenta que en una reciente entrevista televisiva, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, reveló que el Papa fue “quedó profundamente conmovido por la obra del Centro San Juan Pablo II, porque llega a los más necesitados”.
(SM) (Agencia Fides 29.01.2019)
Compartir:
Publicar un comentario