Nuevo Arzobispo de ciudad devastada por ISIS es signo de esperanza para Irak

ROMA, 28 Ene. 19 (ACI Prensa).- El nuevo Arzobispo de Mosul, la ciudad devastada por el Estado Islámico (ISIS) en Irak, se ha convertido en nuevo signo de esperanza para los católicos de Irak, que poco a poco vuelven a sus hogares tras la persecución de la que fueron víctimas en los últimos años.

El viernes 25 de enero, el nuevo Arzobispo caldeo (católico) de Mosul, Mons. Najib Mikhael Moussa, asumió su nuevo cargo en la iglesia San Pablo, ubicada en la zona este de la ciudad.

“Hoy vine a Mosul guiado por nuestro padre el Patriarca (Louis Raphael Sako), para sentarme aquí. Pero créanme, no vine a sentarme. Voy a estar de pie, voy a trabajar y sostener sus manos porque tenemos que trabajar todos juntos”, dijo el Prelado que sucede a Mons Amel Shamon Nona.

Ante una gran cantidad de fieles, Mons. Najib Mikhael Moussa pidió “a Dios que le dé a Mosul, luego de haber sufrido toda clase de sufrimientos y destrucción, un nuevo y saludable nacimiento, un nacimiento regular, no uno por cesárea”.

“Por lo tanto, aliento a los cristianos a volver, a comunicarse y trabajar por la construcción de la paz común”, agregó

“Hoy necesitamos voces positivas, voces de bondad. No necesitamos discursos oscuros e insultantes que impiden las formas humanas del amor. Hoy, nuestro discurso es de amor y paz y da la mano para cooperar con los demás. La ciudad de Mosul, como el resto de las ciudades de Irak, definitivamente necesita trabajadores y pastores para servirla y no para explotarla o controlarla por maestros”, resaltó el nuevo Arzobispo de Mosul.

Por su parte, Mons. Habib Hurmuz, Arzobispo caldeo (católico) en el sur de Irak, comentó que existe “una tendencia de la Iglesia caldea al tener un nuevo arzobispo, de que participe en el reavivamiento de la esperanza para la gente, no solo cristianos sino para la moral en general. Pese a ser una ciudad desastre, la vida siempre es más fuerte que la muerte”.

A su turno, y según indica la agencia vaticana Fides, el Patriarca Sako afirmó que “los frutos del trabajo de un obispo, dependen de la unidad de su diócesis, ya que el pastor está al servicio de todos”.

Consciente de las dificultades de la devastada Diócesis de Mosul, el Patriarca aseguró que confiaba en que los fieles “puedan profundizar en el gozo de la liberación y aumentar la esperanza de regresar para regenerar la confianza y la convivencia entre los diferentes componentes de la sociedad”.

“Mosul es única por su sociedad multicultural y diversificada. De la misma manera, la Iglesia y los cristianos, en concreto en Mosul, han contribuido a la historia de esta ciudad a nivel nacional, cultural y profesional”, explicó el Patriarca.

“Dios bendiga a Mosul con un “nuevo nacimiento”, concluyó.

La ciudad de Mosul, arrasada por ISIS desde 2014 y liberada en 2017, lucha por regresar a la situación anterior a la ocupación de los yihadistas. En este contexto, la parte más difícil la están sufriendo los cristianos. Su esperado regreso se da más lento de lo esperado.

En los últimos días, medios de comunicación iraquíes como ankawa.com han documentado la degradación de la parte de la ciudad habitada en otro tiempo por los cristianos, una zona donde solo hay escombros y que se han convertido en auténticos basureros.

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