“La comunidad médica y la sociedad han experimentado en los últimos años un gran progreso en el cuidado de las personas que padecen lepra o enfermedad de Hansen. El diagnóstico ha mejorado y muchos tratamientos son más accesibles que antes, sin embargo, desafortunadamente, esta enfermedad todavía afecta principalmente a las personas más desfavorecidas y más pobres", denuncia Card. Turkson.
Por ello, recuerda con las palabras del Papa Francisco que “es importante mantener viva la solidaridad con estos hermanos y hermanas que han quedado discapacitados como resultado de esta enfermedad”.
“Jesús fue para nosotros un modelo para este tipo de cuidado. Lo que movía profundamente a Cristo en el encuentro con los leprosos ahora debe inspirarnos a todos, en la Iglesia y en la sociedad”, señala el Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
En esta línea, “una terapia con múltiples medicamentos y centros clínicos especializados ha demostrado su eficacia en el tratamiento de esta enfermedad, sin embargo, ninguna institución puede reemplazar al corazón o a la compasión humana, cuando es necesario enfrentar el sufrimiento del otro”.
El mensaje recuerda también la predicación del pasaje bíblico de la curación del leproso del Evangelio de San Marcos en la que el Papa Francisco “indica el poder y la eficacia de Dios para salir al encuentro de nuestro deseo más profundo de ser amados y cuidados”. “La misericordia de Dios”, recuerda, “supera toda barrera y la mano de Jesús toca” al leproso.
Por otro lado, este año se cumple el décimo aniversario de la canonización de San Damián de Veuster, sacerdote de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María, quien sirvió como misionero a la comunidad de leprosos de la isla de Molokai en Hawai.
San Damián eligió quedarse en la isla y luego también él contrajo la enfermedad. “Predicó el Evangelio de la misericordia a una comunidad a la que generalmente uno se dirigía a distancia, mostrando la cercanía de Dios a los leprosos”.
Además, el Papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium aborda la actitud humana de abrazar “un desborde activista” cuando se trata de servir a los pobres y necesitados. Lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, explica, es “una atención puesta en el otro, considerándolo como uno consigo”.
En una homilía de la Misa en Casa Santa Marta el Santo Padre comentó que “a la profunda conversión de San Francisco de Asís contribuyó un encuentro lleno de gracia con un leproso. Al final se hizo cargo de esa persona, -el leproso, figura de Cristo crucificado- lo ayudó y lo besó. Cada encuentro auténtico tiene el poder de devolver la vida y la esperanza”.
En este sentido, el mensaje explica que “a nivel práctico, hay muchas maneras para facilitar este encuentro con los enfermos de lepra”, como las instituciones médicas y los sistemas locales de asistencia sanitaria católicos, en colaboración con los organismos gubernamentales y las ONGs, “pueden ayudar a crear alianzas que tengan efecto a largo plazo en las personas afectadas por esta enfermedad”.
Otra cuestión fundamental en el camino hacia el progreso es la construcción de la conciencia, especialmente en aquellos países donde la lepra es una enfermedad endémica. “El poder de la educación y la contribución de la academia de las ciencias” pueden hacer mucho para asistir a las personas diagnosticadas con lepra para encontrar una solución y ayudar a nuestras comunidades a tender una mano benévola y acogedora, afirmó.
Asimismo, “las comunidades mismas deben esforzarse continuamente para eliminar la ‘discriminación, la estigmatización y los prejuicios’, trabajando para lograr la integración completa de la persona en todas sus dimensiones físicas y espirituales”.
San Pablo VI habló de un desarrollo “de todo el hombre y de todos los hombres”. “Cuando los leprosos encuentran atención clínica, merecen recibir una mirada de amor, de hermandad y, por lo tanto, también merecen encontrar aceptación social de acuerdo con su dignidad espiritual, así el desarrollo humano integral encontrará su expresión más pura en la curación auténtica”.
Al finalizar el mensaje, el Cardenal Peter Turkson agradeció “a todos aquellos que trabajan infatigablemente para ayudar a quienes sufren de lepra y brindan un alivio tan eficaz a los enfermos”, y confío a la “poderosa intercesión de la Santísima Virgen María, Salud de los Enfermos” para que esté cerca en este intento de “vencer la enfermedad de Hansen, así como la estigmatización, la discriminación y los prejuicios en todas sus formas”.
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