Yangon (Agencia Fides) - "Nosotros, el pueblo de Myanmar, con lágrimas en los ojos, el corazón estremecido por el miedo y el dolor, llamamos a las puertas de nuestros gobernantes y de la comunidad internacional. Ante la triste perspectiva de perder a 'nuestra madre', la Irrawaddy, por la avaricia de una superpotencia, como ciudadanos de Myanmar pedimos la ayuda de todas las personas de buena voluntad", es el llamado que ha hecho circular el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún, y presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC).
En el texto del llamado, enviado por el cardenal a la Agencia Fides, se lee: "El Irrawaddy no es sólo un río para nosotros, no es una mercancía para intercambiar. Es la madre sagrada de todos los pueblos que viven en Myanmar. Su historia está entrelazada con la historia de Myanmar. Como una joya en el cuello de nuestra nación, el Irrawaddy atraviesa todo el país durante miles de kilómetros. Él es testigo de nuestro dolor, de nuestras alegrías y de nuestra historia herida. Es nuestra esperanza, es nuestro destino".
El Cardenal continúa: "Para una nación en la que el 80 por ciento de la población vive de la agricultura, el Irrawaddy es un compañero de vida incansable. Baja danzando por las montañas, sus meandros místicos atraviesan el alma de la nación, su generosidad hacia los campesinos pobres lo convierten en la identidad sagrada de la nación. Este río es el símbolo más sagrado de nuestra nación".
Tras décadas en las que las grandes potencias han explotado los recursos de Myanmar, el texto señala que "los recientes acontecimientos en el país han aumentado aún más la presión de algunos países sobre nuestra nación. Las amenazas y el chantaje se utilizan con impunidad". En este contexto, "la presa de Myitstone -dice el texto- es la sentencia de muerte del pueblo de Myanmar. La sombría perspectiva de que millones de agricultores pierdan sus medios de vida, el abuso de los lugares sagrados a lo largo de los ríos, la muerte y la destrucción de la preciosa flora y fauna de nuestro país, se está convirtiendo en una realidad de pesadilla. Esta presa causará un desastre ambiental. La presa Myitstone es una poción envenenada que generará una guerra crónica. La paz se desvanecerá y al pueblo de Myanmar le espera un triste futuro. No nos lo merecemos".
La petición continúa diciendo: "Para el futuro de la paz, la presa de Myitstone debe ser detenida. El ex presidente U Thein Sein ha dado el paso audaz de detener las obras de la presa. Creemos que todos en Myanmar apoyarán la iniciativa de derogar cualquier tratado que ofenda a nuestra ‘Madre Irrawaddy’. Los que apoyan la reanudación del trabajo en la presa de Myitstone son como hijos e hijas que cambian a sus padres por ganancias monetarias. La historia nunca perdonará a los que venden ‘nuestra madre’, el Irrawaddy".
El Cardenal declara: "En nombre de todo el pueblo de Myanmar, especialmente de los campesinos pobres, pedimos sinceramente a todas las partes interesadas que pongan fin a los intentos de abusar de nuestra madre Irrawaddy. Instamos encarecidamente al pueblo de Myanmar a colaborar para proteger la dignidad del Irrawaddy. Confiamos en que nuestros líderes resistirán todos los esfuerzos para destruir el destino y la dignidad de nuestra nación".
(PA) (Agencia Fides 29/1/2018)
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