¿Beber ayuda a perder peso? Verdades y mitos sobre las dietas

1

Los alimentos light no adelgazan

Es cierto. En general, ayudan a aligerar las calorías del día, porque están formulados con menos grasa y azúcar que los productos tradicionales, pero depende de cuántos se consuman. El término “light” ejerce un efecto ilusorio en la psique, porque la idea de que “no engorda” puede empujar hacia el abuso, haciendo que pierdas todas sus ventajas.

Además, a menudo se enriquecen con aromas, edulcorantes y otros aditivos que, aunque no sean calóricos, no son saludables y, paradójicamente, pueden promover el engorde, porque alteran los mecanismos hormonales que regulan la sensación de hambre y saciedad.

2

Beber ayuda a perder peso

Es cierto. Si se hidratan adecuadamente, las células y los tejidos son más activos desde un punto de vista metabólico y, en consecuencia, favorecen el mantenimiento del peso corporal. Si se bebe agua en lugar de bebidas alcohólicas o endulzadas, la menor ingesta calórica favorece la pérdida de peso. Además, el agua aumenta el volumen gástrico e induce una sensación de plenitud inmediata.

Por lo tanto, beber un buen vaso antes de las comidas ayuda a comer menos, del mismo modo que un vaso de agua puede ser un truco para engañar al cerebro y sofocar un ataque repentino de hambre nerviosa.

3

Los dulces sin gluten no ayudan a la línea

Es cierto. Una dieta libre de gluten solo debe ser seguida por aquellos que han recibido un diagnóstico de enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten, comprobada por médicos especializados con las herramientas de diagnóstico adecuadas.

Para todos los demás es inútil, menos útil es para perder peso e incluso puede exponerse a deficiencias de micronutrientes. Recuerde que el gluten es una proteína de la que las personas sanas no deberían privarse.

4

Las grasas deben ser totalmente eliminadas

Falso. Incluso dentro de una dieta hipocalórica, el porcentaje correcto de grasa es esencial tanto para el buen funcionamiento del cuerpo como para la absorción y transporte de ciertas vitaminas, A, D, E y K, o las solubles en grasa, y de ácidos grasos esenciales Omega3 y Omega6, las grasas buenas conocidas. Es suficiente limitar su consumo al 25 o al 30 por ciento de las calorías diarias, favoreciendo las de origen vegetal, pero sin demonizar a las de origen animal.

5

Se puede reemplazar una comida completa con un helado o un postre

Falso. Aunque son atractivos en la temporada de calor, estos alimentos son ricos en grasas y azúcares simples, pero carecen de fibra, por lo que no pueden considerarse un sustituto completo de una comida, que debe tener una proporción correcta de carbohidratos complejos (presentes en cereales integrales, por ejemplo), proteínas (animales o vegetales), grasas buenas (como el aceite de oliva virgen extra) y fibras (contenidas en vegetales, legumbres y granos integrales).

6

Para recuperar una pausa de la dieta, puedes saltar una comida

Falso. Los estudios han demostrado que omitir las comidas ralentiza el metabolismo que, con la próxima comida, es un mayor arsenal de grasas de reserva, en previsión de momentos de “hambruna”. Para recuperar un salto de la dieta, es mejor comer comidas ligeras.

7

Haciendo mucho ejercicio, puedes comer de todo

Falso. Cualquier actividad física implica un cierto gasto de energía, pero una dieta desequilibrada corre el riesgo de producir más calorías que esos gastos y no suministrar los nutrientes esenciales correctamente. La nutrición también debe adaptarse a la edad, el sexo, el estilo de vida, la estructura corporal …

8

Cuentan más los genes que el estilo de vida

En el desarrollo de la obesidad, el medio ambiente y el estilo de vida son más importantes que el genoma. Es la conclusión de un estudio realizado por la Universidad Estatal de Milán y publicado en Physiological Measurement: por decirlo brevemente, uno no se vuelve obeso porque haya heredado algunos genes desafortunados, sino debido a condiciones que pueden cambiarse. De hecho, los investigadores descubrieron que en los gemelos monocigóticos no es el genoma el que causa la aparición de la obesidad, sino que son los factores ambientales y los estilos de vida incorrectos los que activan ciertos genes.

9

La pasta no engorda

En un estudio publicado en la revista Bmj Open, y realizado por investigadores del Hospital St. Michael en Toronto, descubrieron que, a diferencia de la mayoría de los carbohidratos refinados, la pasta tiene un índice glucémico bajo y no contribuye al aumento de peso corporal. Por lo tanto, en las dosis correctas (80 gramos por día para hombres y 70 gramos para mujeres) y cocinada al dente, es parte de una dieta saludable y equilibrada.

10

Las bebidas sin azúcar engordan

Para decir que es un estudio reciente: los consumidores habituales de bebidas “ligeras” acumulan grasa abdominal, un fuerte factor de riesgo.

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