Zofia Kossak: La escritora católica que ayudó a salvar a miles de judíos

Zofia Kossak estaba a punto de cumplir los cincuenta años cuando su mundo se desmoronó por completo. Por aquel entonces, era una reputada escritora de novelas históricas que vivía con su segundo marido y sus hijos. La llegada a Polonia de los alemanes sacudió profundamente su conciencia y se negó a quedarse de brazos cruzados ante la barbarie que se avecinaba.

Zofia había nacido en Kosmin, entonces territorio del Imperio Ruso, el 8 de agosto de 1890, en el seno de una familia de profundas creencias católicas y con una larga tradición artística. Uno de sus abuelos y su tío eran pintores mientras que dos de sus primas destacaron en el ámbito de la literatura. Ella también quiso seguir los mismos pasos que sus familiares y empezó a estudiar arte y diseño pero poco después se decantó por la escritura.

En 1922 publicó su primera novela y, desde entonces, no dejó de escribir y publicar centrándose en el género de la ficción histórica y escribiendo también biografías de santos. Una carrera literaria que le valió el reconocimiento de la Academia Polaca de Literatura quien en 1936 le otorgó el “Laurel Dorado”. Por aquel entonces, Zofia se encontraba disfrutando de su éxito profesional, escribiendo y colaborando en distintas publicaciones católicas, y viendo crecer a sus dos hijos. Zofia se había quedado viuda en 1923 pero se había vuelto a casar en 1925.

Poco tiempo después de la llegada de los alemanes a Polonia, Zofia se puso en contacto con la resistencia para colaborar en todo lo que fuera necesario para combatir a los invasores. Formó parte activa en la creación del Frente Polaco de Resistencia, una organización clandestina formada principalmente por ciudadanos católicos.

Zofia Kossak era una mujer profundamente creyente quien, a pesar de las diferencias religiosas con los judíos sintió que era su responsabilidad hacer lo que fuera por evitarles los sufrimientos a los que el nazismo los estaba avocando. En el verano de 1942, escribió un texto titulado ¡Protesta! en el que mostró su profunda indignación por la pasividad del mundo ante lo que estaba ocurriendo en lugares como el campo de concentración de Treblinka, al que miles de judíos de Varsovia eran trasladados diariamente, o en el cada vez más hacinado gueto de la ciudad.

“El mundo está mirando estas atrocidades – escribió Zofia – las más horribles de toda la historia de la humanidad, y solo hay silencio”. Para Zofia, aquella situación estaba por encima de los credos y de las ideologías, era una cuestión de vida o muerte y de dignidad humana: “Los judíos moribundos están rodeados por Pilates que se lava las manos. El silencio ya no debe ser tolerado. […] Los que callan ante el asesinato se convierten en cómplices del asesino. Los que no condenan, aprueban”. Zofia continuaba diciendo que “cada vida humana tiene el derecho de ser amada por sus semejantes” y sentenciaba: “Los que se oponen a nuestra protesta no son católicos”.

¡Protesta! Fue distribuido de forma clandestina por las calles de Varsovia y llegaron a publicarse más de cinco mil copias. Con sus palabras, Zofia alertaba del peligro que suponía convertirse en cómplices de las terribles decisiones de los nazis. Pero Zofia no iba solo a dedicarse a escribir panfletos condenatorios. Aquel mismo año se unió al Comité Temporal de Ayuda a los Judíos que terminó convirtiéndose en el Consejo de Ayuda a los Judíos, conocido popularmente como Zegota.

La Zegota terminó convirtiéndose en una de las organizaciones clandestinas de resistencia al nazismo más importante de la Europa ocupada. Esta organización aglutinó a personas de cualquier ideología y creencia que lo único que querían era vivir en libertad y ayudar a los judíos a huir. Organizada en distintas secciones, cada una ayudaba de manera distinta, a nivel legal, médico, de enlace logístico o facilitando alojamiento, comida y ropa. Zofia estuvo muy activa en la sección dedicada a ayudar a escapar a los niños, muchos de ellos huérfanos, del gueto de Varsovia, como Irena Sendler, una trabajadora social y quizá la mujer más conocida de la organización. Muchos párrocos y religiosas se unieron a Zofia en su heroica cruzada dando cobijo en los conventos en los que iniciaban su huida los judíos o colaborando como fuera en la red de ayuda de la Zegota.

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Zofia fue atrapada por los nazis y deportada a Auschwitz en 1943 de donde consiguió salir viva. Con el fin de la guerra y la llegada del comunismo, se exilió a Gran Bretaña donde vivió con su familia hasta 1957, año en el que regresó a Polonia. En aquellos años, Zofia escribió Desde el abismo: recuerdos del campo, libro en el que plasmó su terrible paso por el campo de exterminio nazi.

Zofia Kossak falleció el 9 de abril de 1968. Su Polonia natal emitió en 2009 una moneda en su honor; años antes, en 1985, fue reconocida como Justa entre las Naciones por la organización israelí Yad Vashem.

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