Destacó que “en las últimas décadas, los servicios de atención a la salud han avanzado notablemente en el tratamiento de la lepra o enfermedad de Hansen. La terapia multimedicamentosa ha demostrado ser eficaz y todo un éxito para curar la lepra infundiendo gran esperanza”.
Al mismo tiempo, destacó que “la atención sanitaria, además de tratar las dolencias físicas de la persona, debe también tener en cuenta las dimensiones sociales y psicológicas”.
Además, pidió “promover la inclusión de todas las personas en la sociedad y garantizar la integración en la comunidad, seguirán siendo prioridades”.
“El enfermo de lepra no solo padece la enfermedad misma, sino también la forma negativa en que se le acoge en la comunidad. La falta de adhesión social puede tener repercusiones profundamente negativas en la autoestima y la perspectiva de vida de una persona, haciendo que ésta sea aún más vulnerable a la enfermedad mental”.
Como ejemplo, de sanación integral a los enfermos de lepra, el Cardenal Turkson se detuvo en el episodio del Evangelio de San Lucas en el que Jesús sana a un enfermo de lepra. El Señor “aplica el bálsamo de la dignidad humana además del remedio físico. Se convierte en un hecho que afecta a toda la persona y cuyas consecuencias tienen un gran alcance”.
Ese ejemplo, continuó el Cardenal, muestra que “Dios desea sanar a todas las personas y a toda la persona. La salud integral abarca también la dimensión personal y social; incluye tanto la naturaleza espiritual de la persona como la física”.
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