El Papa lamenta la proliferación de leyes que van contra la vida humana

En su intervención, habló de las crisis a raíz de la pandemia, en sus distintas dimensiones: sanitaria, social, política y económica. Por ello, recordó, «el derecho al cuidado, que es prerrogativa de todo ser humano» y de su dignidad.

Y cuestionó: «Si se suprime el derecho a la vida de los más débiles, ¿cómo se podrán garantizar efectivamente todos los demás derechos?».

Así renovó su llamamiento al «acceso universal a la atención sanitaria básica, fomentando asimismo la creación de centros de salud locales e instalaciones de atención médica conformes a las necesidades reales de la población, así como la disponibilidad de tratamientos y medicamentos».

En efecto, «no puede ser la lógica del lucro la que guíe un sector tan delicado como el de la asistencia y los cuidados sanitarios».

Vacunas para todos

También el Papa insistió que las «vacunas que se perfilan eficaces contra el coronavirus», beneficien a toda la humanidad.

Por consiguiente, exhortó «a todos los Estados a que contribuyan activamente a las iniciativas internacionales destinadas a asegurar la distribución equitativa de las vacunas; no según criterios puramente económicos, sino teniendo en cuenta las necesidades de todos, en particular las de las poblaciones menos favorecidas».

La vacuna no es una panacea

En cualquier caso, el Papa insistió que, ante un enemigo tan «insidioso e imprevisible como el COVID-19», «la accesibilidad de las vacunas debe ir siempre acompañada de comportamientos personales responsables».

Esto para «evitar la propagación de la enfermedad». Pues, indicó, sería «fatal depositar nuestra confianza sólo en la vacuna, como si fuera una panacea que nos eximiera del constante compromiso personal por la propia salud y la de los demás».

«La pandemia nos ha demostrado que nadie es una isla y que, evocando la famosa expresión del poeta inglés John Donne, «la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque soy parte de la humanidad»».

El Vaticano informó que son 183 los Estados que tienen actualmente relaciones diplomáticas con la Santa Sede. A ellos hay que añadir la Unión Europea y la Soberana Orden Militar de Malta.

Las cancillerías con sede en Roma, incluidas las de la Unión Europea y la Soberana Orden Militar de Malta, son 88. Las oficinas de la Liga de Estados Árabes, la Organización Internacional para las Migraciones y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados también tienen su sede en Roma.

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