La Eucaristía comenzó con el tradicional rito del “Resurrexit” en el que dos diáconos abrieron un antiguo ícono que representa a Cristo y el Santo Padre rezó ante él y lo incensó.
Luego, el Santo Padre realizó el rito de aspersión con agua bendita a los fieles.
Como es habitual en cada Domingo de Resurrección, después de las lecturas se cantó la secuencia de Pascua, la proclamación del Evangelio se cantó primero en latín y después en griego y el Santo Padre no pronunció ninguna homilía y permaneció en silencio orante porque después dirigirá su Mensaje de Pascua.
Después de su importante mensaje pascual, el Papa impartirá la Bendición Urbi et Orbi desde el balcón central de la fachada de la Basílica de San Pedro, la cual está adornada con dos imágenes grandes: una de San Miguel Arcángel y otra de San José.
Oración en ucranianoTras las lecturas leídas en español y francés, las oraciones de los fieles fueron pronunciadas en chino, alemán, inglés, árabe y en ucraniano. En la plegaria en ucraniano se rezó al “Padre de la gloria, que promete cielos nuevos y tierra nueva, para que conceda a nuestros hermanos y hermanas difuntos participar a la Pascua eterna, con la Virgen María y todos los santos”.
Al finalizar la Santa Misa en latín se cantó el Regina Coeli.
Finalmente, el Papa Francisco saludó personalmente a cada uno de los Cardenales presentes.
Emotivos saludos improvisadosAntes de recorrer con el papamóvil la Plaza de San Pedro para bendecir a los numerosos fieles presentes en la plaza y en la Vía de la Conciliación, ocurrieron unos emotivos saludos improvisados.
Primero, un joven con síndrome de down se acercó al papamóvil y subió para saludarlo, el Santo Padre habló brevemente con él y le regaló un Rosario.
Luego, una mujer muy conmovida y con dificultades para caminar se acercó llorando al Papa, le acercó a su hijo adolescente enfermo, el Santo Padre los bendijo.
Vigilia PascualPreviamente, el Sábado Santo por la noche el Papa recordó en su homilía de la Vigilia Pascual el drama de la guerra, cuyas noches “están surcadas por luminosas estelas de muerte” y añadió que la luz de Dios “brilla en las tinieblas del mundo”.
En esta línea, el Papa invitó “a experimentar el encuentro con el Resucitado y a compartirlo con los demás; a correr la piedra del sepulcro, donde con frecuencia hemos encerrado al Señor, para difundir su alegría en el mundo”.
“Porque con Jesús, el Resucitado, ninguna noche es infinita; y, aun en la oscuridad más densa, brilla la estrella de la mañana”, advirtió.
El Santo Padre no presidió la Vigilia Pascual. En su lugar, la celebró el decano del Colegio Cardenalicio, el Cardenal Giovanni Battista Re.
Durante la Misa, además de pronunciar su homilía, el Santo Padre bautizó a 7 adultos: cuatro de Italia, uno de Cuba, una de Estados Unidos y una de Albania.
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