El Vía Crucis también recibe los nombres de Estaciones de la Cruz, Camino de la Cruz y Vía Dolorosa, y reúne diversos momentos de la Pasión de Cristo, según explica la Enciclopedia Católica (EC).
Antiguamente, el número de estaciones variaba, pero ahora el Magisterio de la Iglesia Católica prescribe 14, que son además el número de estaciones que se recorrerán en el Vía Crucis que presidirá el Papa Francisco en el Coliseo Romano este Viernes Santo, tras dos años de no haberse realizado en este lugar a causa de la pandemia.
Las estaciones son:
1. Cristo es condenado a muerte
2. Jesús es cargado con la Cruz
3. Su primera caída
4. Se encuentra con su Santísima Madre
5. Simón de Cirene es obligado a cargar la cruz
6. La Verónica limpia el rostro de Cristo
7. Su segunda caída
8. Su encuentro con las mujeres de Jerusalén
9. Su tercera caída
10. Jesús es despojado de sus vestiduras
11. Su crucifixión
12. Su muerte en la cruz
13. Su cuerpo es bajado de la cruz
14. Es colocado en el sepulcro
La EC explica que el objeto del Vía Crucis “es ayudar a los fieles a hacer en el espíritu, por así decirlo, una peregrinación a las principales escenas de los padecimientos y muerte de Cristo, y ésta se ha convertido en una de las devociones católicas más populares”.
El Vía Crucis se realiza “mediante el paso de una estación a otra, recitando ciertas oraciones en cada una y con la devota meditación en los diversos incidentes en turno”.
La EC precisa que el Vía Crucis se origina en Tierra Santa, concretamente en la Vía Dolorosa de Jerusalén, que “fue marcada con reverencia desde los primeros tiempos y ha sido la meta de piadosos peregrinos desde la época de Constantino”.
“La tradición afirma que la Santísima Virgen solía visitar a diario las escenas de la Pasión de Cristo y San Jerónimo habla de la multitud de peregrinos de todos los países que visitaban los lugares santos en su día”, indica la Enciclopedia Católica.
El primer uso de la palabra “estaciones” se encuentra en la narración del peregrino inglés William Wey, que visitó Tierra Santa en 1458 y 1462, “y que describe la forma en que era la costumbre entonces de seguir las huellas de Cristo en su doloroso viaje”.
La EC resalta que no hay ninguna devoción como el Vía Crucis “que nos permita más literalmente obedecer el mandamiento de Cristo de tomar nuestra cruz y seguirlo”.
La participación en el Vía Crucis en Viernes Santo le permite a un fiel católico obtener una indulgencia plenaria, es decir el perdón de los pecados y la remisión total de la culpa.
Puede recibirla él mismo o puede obtenerla para otra persona que ya haya fallecido. No se puede obtener una indulgencia plenaria para una persona viva.
Dicho de otro modo, con la indulgencia plenaria el alma vuelve al estado en el que quedó cuando la persona recibió el Bautismo. Si la persona fallecida por la se obtiene la indulgencia está en el purgatorio, esta le permite pasar directamente al cielo.
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