En esta ocasión, debido a su problema con la rodilla, el Santo Padre no entró a la Basílica con la procesión, sino que ingresó antes la primera parte en silla de ruedas, luego con bastón, y permaneció sentado a un costado del altar de la Cátedra.
El Papa bendijo los palios, presidió la Liturgia de la Palabra, pronunció la homilía y asistió al resto de la Misa que fue celebrada por el decano del Colegio Cardenalicio, el Cardenal Giovanni Battista Re.
Al inicio de la Eucaristía, tres diáconos rezaron ante la tumba del apóstol Pedro que se encuentra debajo del altar de la Cátedra, recogieron los 44 palios y los llevaron hacia él para que el Santo Padre los bendijera.
Después de la bendición, el Papa entregó uno en representación a los 44 nuevos arzobispos metropolitanos, algunos de ellos estaban presentes en la Basílica de San Pedro y los saludó al final de la Misa.
En su homilía, el Papa Francisco destacó la hermosa tradición de la bendición de los palios y explicó que “en comunión con Pedro, ellos están llamados a ‘levantarse rápidamente’, no dormir, para ser centinelas vigilantes del rebaño y a ‘pelear el buen combate’, nunca solos, sino con todo el santo Pueblo fiel de Dios”.
“Como buenos pastores deben estar delante del pueblo, en medio del pueblo y detrás del pueblo, pero siempre con el santo Pueblo fiel de Dios, porque ellos forman parte del santo Pueblo de Dios”, indicó el Papa.
En esta Santa Misa participaron también algunos cardenales residentes en Roma y una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, a quien el Papa agradeció su presencia y subrayó que “caminamos juntos, porque solo juntos podemos ser semilla del Evangelio y testigos de la fraternidad”.
Significado del palio arzobispalEl palio del arzobispo es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos y recuerda la unidad con el Sucesor de Pedro. Es una banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra. Es semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario. Es de tela blanca salpicada de cruces, que les envía el Papa como distintivo de su especial dignidad.
La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes. Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda, que significa que el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales, teñidas de púrpura por la fe en la Pasión del Cristo.
Los palios bendecidos este 29 de junio por el Papa serán entregados a través de los Nuncios Apostólicos quienes impondrán, en representación del Santo Padre, el palio en la sede de cada arzobispo metropolitano.
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