Así lo dijo el Santo Padre al reflexionar en el pasaje del Evangelio dominical en el que San Lucas relata cuando Jesús “tomó la firme decisión de ponerse en camino hacia Jerusalén” (Lc 9,51).
En esta línea, el Papa señaló que Cristo comenzó “el ‘gran viaje’ a la ciudad santa, que requiere una decisión especial por ser la última” mientras que “los discípulos, llenos de un entusiasmo todavía demasiado mundano, sueñan que el Maestro está en camino hacia el triunfo; Jesús, en cambio, sabe que en Jerusalén le esperan el rechazo y la muerte”.
“Que la Virgen María nos ayude a hacer nuestra la firme decisión de Jesús de permanecer en el amor hasta el final”, invitó el Papa.
Además, el Santo Padre destacó el “Amor misericordioso del Padre” y alentó a pedir la gracia de aumentar “la paciencia, constancia y espíritu penitencial” para imitar la actitud de Cristo.
Jesús recorre el camino “de la firmeza, que, lejos de traducirse en dureza, implica calma, paciencia, longanimidad, sin por ello aflojar lo más mínimo en nuestro empeño por hacer el bien”.
“Esta forma de ser no denota debilidad, sino, por el contrario, una gran fuerza interior. Dejarse vencer por la ira en la adversidad es fácil, es instintivo. Lo difícil, en cambio, es dominarse a sí mismo, haciendo como Jesús, que -dice el Evangelio- se puso en camino hacia otra aldea”, explicó el Papa.
Por ello, el Santo Padre sugirió hacer el bien “sin recriminaciones” ya que “Jesús nos ayuda a ser personas serenas, contentas con el bien que hemos hecho y sin buscar la aprobación humana”.
En este sentido, el Papa invitó a cuestionarnos “¿y cuál es nuestra posición? Ante los desacuerdos, los malentendidos, ¿nos dirigimos al Señor, le pedimos su constancia para hacer el bien? ¿O buscamos la confirmación en los aplausos y acabamos amargados y resentidos cuando no los escuchamos?”.
“Pidamos entonces a Jesús la fuerza para ser como Él, para seguirle con firmeza en este camino de servicio, para no ser vengativo, no ser intolerante cuando surgen dificultades, cuando nos gastamos para bien y los demás no lo entienden, incluso nos descalifican, silencio y hacia adelante”, exhortó el Papa.
A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:
San Lucas 9, 51-62
51Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén,52y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada;53pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén.54Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?»55Pero volviéndose, les reprendió;56y se fueron a otro pueblo.57Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.»58Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»59A otro dijo: «Sígueme.» El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre.»60Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.»61También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.»62Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios».
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