Hemos llegado al final de curso y los niños traen sus notas. Algunos con mejores resultados que otros. ¿Es momento de recompensar su esfuerzo? ¿Es positivo para ellos recibir un regalo? ¿Cómo podemos premiarles o descubrir qué ha fallado?
La importancia justa. Lo primero que debemos hacer es valorar las notas de los niños en su justa medida. No hay que darles muchísima importancia ni desecharlas por completo pensando que no son objetivas y que no muestran el aprendizaje de nuestros hijos. Eso sí, hay que considerarlas porque es la herramienta que tienen los profesores para evaluar, no la inteligencia, sino el aprendizaje de los niños. Veremos si se han cumplido los objetivos.
El valor de un suspenso
Una mala nota es diferente en cada niño. Hay que analizar cada situación. Puede deberse a que no se ha esforzado durante el curso y suspende. O puede deberse a que el pequeño tiene algún problema de atención, malestar emocional o algo que le perturba y que no le permite rendir bien. En este caso, debemos buscar la causa y tratarla. Una vez detectada debemos implicar al niño en su solución a través de metas y no de castigos.
La cultura del esfuerzo
Expertos como Gregorio Luri, maestro, escritor y doctor en Filosofía afirma que “el esfuerzo no garantiza el éxito, sino la mejora” y es “un regalo que nos hacemos a nosotros mismos”. Por ello es partidario de premiar los buenos resultados ya que “nos habituamos a esforzarnos si vemos que al final hay una recompensa”. Celebrar que has hecho algo bueno e importante forma parte de la normalidad. “Ese esfuerzo con resultados pobres nos muestra que pasa algo, mientras que si el esfuerzo es real debe haber un progreso”.
Regalos por notas
Si el niño llega con buenas notas, con sobresalientes o si ha recuperado alguna asignatura suspensa, es bueno un reconocimiento. Pero no debemos ligar el buen resultado a un regalo material. Los expertos recomiendan premiarlo mejor con un plan en familia. Escoger algo que le guste y compartirlo con él. Ir al cine, salir a cenar, hacer una excursión a un lugar especial, llevarle a ver algún evento deportivo… planes que va a disfrutar, que premian su esfuerzo y que puede compartir con la familia. Es un error pensar que los buenos resultados solo se compensan con algo material.
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No solo a final de curso
A los padres no suelen sorprenderle las notas de sus hijos a final de curso. Deben conocer la evolución y el aprendizaje que han tenido a lo largo del año. Por ello, según los expertos “no sólo debe premiarse el esfuerzo final” sino las barreras que se van superando en los meses de clase. Luri recuerda además que “hay que premiar a toda la persona, valorar el comportamiento y lo que somos porque, lo que mide el resultado final, no son las calificaciones sino nuestras obras”.
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